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Cuernavaca.— Por indicaciones del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el edil de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, firmó un convenio con el comisionado estatal de Seguridad Pública, Jesús Capella, para permitir que la policía de Mando Único (MU) asuma el control de la seguridad en el municipio.

Con ese acuerdo, Blanco Bravo desechó una de sus premisas de campaña política cuando prometió que no aceptaría la incursión del Mando Único en Cuernavaca por el cúmulo de abusos de los elementos policiales.

El alcalde negó que la firma del convenio signifique una traición a los electores pues, dijo, “se privilegió la seguridad”. No obstante, anunció la próxima instalación de un módulo de quejas para recibir las denuncias de las víctimas que sufran algún abuso de parte de los elementos policiales.

Explicó que el convenio con la Comisión Estatal de Seguridad Pública (CESP) tendrá una duración de tres años, lo que coloca a la capital del estado como el primer municipio en alojar el MU en un trienio, mientras que la mayoría de los convenios se realizan sólo por un año.

A cambio de la firma, el edil dijo que el ayuntamiento volverá a constituir la Policía Turística y tendrá injerencia en la Policía de Tránsito, y subrayó que habrá cero tolerancia a la corrupción entre los elementos policiacos.

Capella dijo que 60 de los 577 elementos de Cuernavaca serán dados de baja por incumplir con los exámenes de control y confianza que exige la Comisión Nacional de Seguridad para pertenecer al Mando Único.

“Este convenio allana aspectos administrativos; el comandante Marco Antonio Lara Olmos será nombrado, en los próximos días, secretario de Seguridad Ciudadana y la nómina, como en todos los ayuntamientos, correrá a cargo de la administración local”, explicó Capella.

El comandante Lara Olmos es el mismo que fue retirado, la madrugada del 1 de enero, por el edil Blanco Bravo y el entonces secretario de Seguridad Ciudadana, Carlos de la Rosa Segura, al tomar el control de las instalaciones oficiales y de la seguridad en la capital del estado.

La mañana del 4 de enero, el MU retomó el control de la seguridad en Cuernavaca, y otros 14 municipios, mediante la emisión de un decreto gubernamental luego del asesinato de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota.

El gobernador argumentó que de esa manera se atajaba el regreso de los cárteles de Los Rojos y Guerreros Unidos, que pretendían aprovechar el asesinato de la alcaldesa para retomar el control de la policía.

La ocupación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana fue calificado por Blanco como un “golpe de Estado al ayuntamiento” y divulgó que presentaría una controversia constitucional para impugnar el decreto gubernamental, pero nunca lo hizo.

Días después, su secretario de Seguridad presentó su dimisión porque no hizo los exámenes de control de confianza exigidos para el cargo.

El acercamiento. El recelo de Blanco contra el Mando Único comenzó a disiparse el 7 de enero cuando la Federación le asignó escolta militar y aceptó mantener una coordinación con los gobiernos estatal y federal en materia de seguridad, y dejó al primero la responsabilidad en Cuernavaca.

En un comunicado, habló de construir puentes de compromiso mutuo con el gobierno morelense y ratificó su promesa de que la seguridad de Cuernavaca genere un clima de estabilidad, desarrollo y tranquilidad.

El ex futbolista sepultó así la confrontación verbal que mantuvo con Graco Ramírez desde que el Mando Único ocupó la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Cuernavaca.

El gobernador adujo que los colaboradores del alcalde estaban vinculados al crimen organizado.

Un día después, el edil envió mensajes de paz y propuso una Policía Mixta coordinada, pero su planteamiento no fructificó.

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