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A sus 70 años de edad, Eloy Ek Sonda sostiene que la sequía que afectó a Yucatán este año fue de las más intensas que ha visto, ya que acabó con las dos hectáreas de maíz, frijol y calabaza que pensaba producir, por lo que terminará convirtiéndose en leñador temporal en tanto vuelve a preparar sus tierras en el mes de noviembre próximo para intentar volver a sembrar.

“Diosito tendrá que ayudarnos para que caiga la comida, ahora todo se perdió”, asegura mientras muestra la superficie sembrada pero seca debido a que las lluvias que se esperaban en mayo pasado nunca llegaron.

Este 2015 Yucatán enfrentó la peor sequía de los últimos 20 años, lo que afectó en promedio entre 10% y 12% de la superficie cultivable tanto de maíz como de sorgo, frijol, calabaza y hortalizas, de acuerdo con reportes de la Secretaría de Desarrollo Rural del gobierno del estado.

La superficie cultivable de maíz de temporal es de 120 mil hectáreas y otras 5 mil hectáreas de siembras de hortalizas. Por tanto, las estimaciones de esa dependencia, aún sin cerrar el año y terminar el recuento de los daños, es de una pérdida de aproximadamente 15 mil hectáreas tanto de maíz como sorgo y hortalizas, a consecuencia de la falta de lluvias.

Por diversos fenómenos y cambios climatológicos y atmosféricos, la península está enfrentando modificaciones en sus temperaturas a grado tal que 2015 se convirtió en uno de los años más calurosos, pues los termómetros alcanzaron los 40 y 41 grados centígrados y la sensación térmica llegó hasta los 45 grados centígrados, aseguró el investigador Juan Vázquez Montalvo, del Centro Meteorológico de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).

Con el semblante descompuesto, el hombre que ha sido agricultor durante más de 40 años, enseña lo que quedó de los sembradíos maltrechos en su parcela ubicada en las afueras del municipio de Acanceh, ubicado en el centro del estado.

Su parcela está rodeada de arbustos de chisilché, un árbol que con sus flores genera miel, así como jabines y maleza baja. Allí, en medio de esa vegetación, todos los días desde hace seis meses trabajó para cosechar maíz, frijol, calabaza y yuca en el mes de septiembre.

Padre de siete hijos —todos casados e independientes—, don Eloy relata que lo que siembra y obtiene de su cosecha, le sirve para mantenerse él y su esposa Aída. Tradicionalmente, su maíz sirve para guardar para su autoconsumo, para atole, tortillas y masa, y otra parte la comercializa.

“En temporadas y años malos vendemos poco y mantenemos guardada la mayor parte de la cosecha, pero este año no veremos nada”, dijo con tristeza y rabia.

Aunado a esto, el intenso calor y el retraso en las lluvias ocasionaron afectaciones a la ganadería y el incremento de enfermedades en la población, especialmente estomacales.

Apoyos fantasma. La Secretaría de Desarrollo Rural del gobierno de Yucatán señaló que ante el descalabro que sufrieron los productores por la sequía están gestionando la entrega de 30 toneladas de maíz para apoyar el autoconsumo, así como la entrega de semillas de frijol y calabaza.

Sin embargo, don Eloy asegura que la ayuda no ha llegado: “Las autoridades no vienen hasta aquí, no ven cómo queda el campo y solamente ponen trabas burocráticas para obtener los apoyos”, se queja.

El hombre manifestó que entre sus siembras de maíz había calabaza, yuca y sandia, pero tampoco esos cultivos prosperaron por la sequía.

La mayoría de las siembras de maíz son de temporal y se calcula que sólo un 15% de los agricultores tienen maquinaria para riego y mecanizadas.

El investigador Vázquez Montalvo manifestó que, independientemente de los riesgos de salud que representó el fuerte calor para los yucatecos (aumento de enfermedades gastrointestinales), los campesinos fueron los más afectados porque las lluvias que debieron caer desde el mes de mayo y junio no se vieron sino hasta los primeros días de agosto.

El periodo conocido como canícula, que se caracteriza por un intenso calor y sequía, dejó miles de hectáreas de maíz sin producir. Lo mismo para los cultivos intercalados como la calabaza, yuca y jícama.

Entre los municipios más afectados por la temporada de sequía destacan Akil, Tixpehual, Tekax, Oxkutzcab, Santa Elena y Opichén, de la zona sur del estado, así como Valladolid, Tinum, Tixcacalcupul y Yaxcabá, en la zona oriente de Yucatán.

“Esperábamos las lluvias en junio y julio y hasta ahora (agosto) apenas empiezan a caer, pero las siembras ya no crecieron, se acabó todo”, puntualiza don Eloy mientras muestra las matas de maíz que, aunque con hojas verdes, no alcanzan el tamaño para que la espiga pudiera desarrollarse.

“Diosito no quiso que lloviera, pero sé que Diosito nos ayudará para que podamos conseguir la comida mientras volvemos a sembrar”, aseguró don Eloy esperanzado.

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