Alejandra disfruta de sus hobbies: la fotografía y el internet. Le encanta posar y que le tomen fotos. Es una niña muy segura de sí, práctica gimnasia y danza como parte de su terapia de rehabilitación, tras el accidente.

Fue la primera niña que llegó al Hospital Shriners; tenía 80% de su cuerpo quemado y gracias a su fortaleza logró ser una sobreviviente del incendio de la Guardería ABC.

A cuatro años —cuando EL UNIVERSAL la visitó por primera vez en su casa—, Alejandra Esquer Ochoa ha evolucionado satisfactoriamente. Es una pequeña vivaz que sonríe con frecuencia y reitera con gracia que nació dos veces.

La primera la tuvo su mami en Phoenix, Arizona, y la segunda, su papi “la parió” en Sacramento, California, afirma.

La adversidad la ha hecho más fuerte. Celebró su cumpleaños nueve por adelantado, porque tuvo que viajar a Sacramento. El 28 de mayo fue operada de nuevo con éxito en el Hospital Shriners.

Entrevistada antes de partir a Sacramento, solicita a su madre que muestre las fotografías de su fiesta donde aparece junto con una piñata de Picachú, una de sus caricaturas preferidas.

Su rostro se ilumina cuando habla de su festejo; comenta de lo divertido que fue y corre al refrigerador para que se le tomen fotografías con un pastel de chocolate, luego se dirige al interior de su casa y regresa con una bolsa de dulces y los comparte con quienes están en el lugar.

La pequeña comenta que repartió sobres entre los invitados a su festejo para que le regaran dinero y así poder gastarlo en Sacramento.

Entre risas, la pequeña confiesa que juntó una buena cantidad, pero no precisa cuánto.

Tiene una laptop, en donde ve sus caricaturas favoritas, sube sus fotografías a su cuenta de Facebook y escucha música. Le gusta tomar fotos y navegar por internet.

Alejandra es una de las niñas más afectadas por la tragedia, ha sido sometida a múltiples operaciones y asegura que no le duelen.

Olga Lidia Ochoa, su madre, narra todo lo sucedido ese 5 de junio de 2009 y los días subsecuentes: ella era maestra de la Guardería ABC y también estuvo grave e internada, por lo que no pudo estar con su hija.

Hasta después de un mes pudo viajar a Sacramento para atenderla. En tanto, su esposo Heraclio Esquer se hacía cargo.

Los días han sido muy difíciles para esta familia.

“Es un proceso muy pesado. La niña ya va a entrar a la preadolescencia, me dice que no quiere estar así; Alejandra a veces se deprime y llora, luego me dice: ‘Mamá ya me desahogué’, yo le digo que tiene que ser fuerte que no nos podemos pasar la vida llorando”, comenta Olga.

No obstante, confiesa que siente impotencia, coraje, frustración, y por esa razón deja pasar meses sin ver noticias, porque es muy duro estar viendo y recordar.

“A veces no me quiero involucrar, el vivir con ese coraje; nos tocó vivir esto y hay que salir adelante”.

Cada vez que hay elecciones el tema va y viene, se usa para hacer promesas y campañas negras, no les interesa, expresa Heraclio Esquer, padre de Alejandra.

También hace un llamado a los medios de comunicación para que sean una voz constante en el tema de la guardería, ya que sólo aluden al caso cuando se acerca un aniversario más, cuando los niños y los padres afectados viven la tragedia todos los días. “Se olvidan de nosotros el resto del año. Nadie nos echa la mano”.

Lamenta también que parte de la sociedad se molesta porque los padres no dejan de exigir justicia “cuando no nos dan nada”, reprocha.

El matrimonio Esquer Ochoa hace un reclamo contundente a las autoridades para “que se pongan las pilas y ya no nos estén viendo la cara, que dejen a un lado todo el cochinero y se pongan a trabajar, porque siguen tapando a los mismos”, señala, a seis años de la tragedia en Hermosillo.

Ese día, el 5 de junio de 2009, en la tragedia murieron 49 niños y más de 106 quedaron heridos con secuelas permanentes.

En la capital sonorense hay tres lugares emblemáticos —la guardería ABC, la Plaza Zaragoza y la Plaza Emiliana de Zubeldía— para recordar al gobierno y a los ciudadanos que en cada una de esas 49 cruces —25 de color rosa y 24 azules— permanece la exigencia de justicia.

Padres de las víctimas se preparan para realizar una vigilia en memoria de los niños afectados el 5 de junio, un caso que atrajo los reflectores nacionales e internacionales, pero que a la fecha no hay detenidos ni se han definido las causas del accidente.

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