Un gringo llegó a México. Antes de grabar este miércoles su programa Conan O’Brien Without Borders: Made in Mexico en uno de los estudios de Televisa el comediante mostró un video de cómo cruzó la frontera hacia nuestro país por el desierto, simulando la travesía que en vida real emprenden miles de mexicanos y sudamericanos en busca de una vida mejor en el país vecino, y en la que muchos pierden la vida. Él la hizo con humor.

Los asistentes al set, portando su playera de "Conán" (con acento en la a) aplaudieron el video y dieron la bienvenida al humorista que apareció ante las cámaras con traje azul y bailando la música de la agrupación invitada, Calibre 50.

Tras su saludo y unos chistes en español sobre lo malos que son los muros (como el que puso su esposa en medio de la cama donde duermen), "Conando", como se hizo llamar a sí mismo, también se autonombró “El gringo que llora comiendo chile del que no pica”.

No hubo repeticiones, casi todo se grabó simulando un programa en vivo, como la entrevista con Diego Luna, en la que tras unos tragos de mezcal que el mexicano llevó consigo a la mesa de entrevistas, hablaron de su papel en Rogue One. El actor recordó esa experiencia que él mismo compartió en su cuenta de Instagram sobre una mujer que llevó a su padre mexicano  a ver la película con el fin de que éste notara en la pantalla grande a alguien que hablaba con su acento, como Diego.

Por supuesto, el tema de los muros y los latinos en el país vecino salió en la conversación. Con tono serio, Diego resaltó lo importante de hacerle saber a esa gente que está viviendo hoy con zozobra dentro o fuera de Estados Unidos que nos importan, que hoy más que nunca hay que ser empáticos, estar en el mismo frente, unidos. La asistencia estuvo de acuerdo, todos aplaudieron sus comentarios.

El que no apareció en la primera parte de la grabación fue Vicente Fox. El ex presidente mexicano sería parte de un segundo turno en el mismo foro.

Los que siguieron a través de redes sociales los sitios que Conando visitó los días pasados y que tuvieron la oportunidad de estar en el foro vieron el resultado de su caminata por la calle de 5 de Mayo en el Centro Histórico, la Alameda, Coyoacán y un ring de box.

"¿Quiere usted cooperar para el muro?", preguntaba a los curiosos que se acercaban al hombre en esa calle que desemboca en el Zócalo de la ciudad. En el acto mostraba una alcancía y les hablaba sobre los beneficios de la donación: mientras más cooperaran podrían llevarse un ladrillo con su nombre o incluso, una bolsita de mano. Con ayuda de una traductora los encuestados respondieron que no. Un valiente en lugar de decir que no, colocó su dedo medio en la rendija de la alcancía.

Otro más, al verlo,, lo confundió con Bryan Cranston cuando era el padre de familia de Malcolm el de en medio.

En el programa no podía faltar, por supuesto, un sketch sobre uno de los productos más vendidos de México en alguna época: las telenovelas. El gringo pelirrojo se acercó a la producción de Mi Adorable Maldición para pedirles un papel protagónico. El que le dieron, después de hablar un poco con su productor, fue de quesero. Con música dramática, vestido con traje norteño y un sombrero que olvidaba en todos lados O’Brien se presentó ante la protagonista de la historia, Aurora, para comprarle a su empresa los mejores quesos de la región, aunque quedaron flechados de primer momento.

Más tarde convirtió el set en una cocina en la que el chef Aquiles Chávez le enseñó a cocinar varios platillos mexicanos: taquitos dorados, guacamole, churros y por supuesto, margaritas, con las que el humorista enloqueció dando varios tragos a la botella de tequila. La licuadora, que falló en ese momento, no impidió que las bebidas fueran servidas.

Casi al final de esa primera grabación a la que algunos medios de comunicación tuvieron acceso, Conando también mostró el resultado de su visita a un centro de entrenamiento de lucha libre: creó su personaje, The crazy rooster y peleó como todo buen luchador, sólo que él cacareando y moviendo las manos.

En las pequeñas pausas, la gente de su producción aprovechaba para acomodarle el pelo y él, sonriente y concentrado, no perdía la oportunidad de bailar en cada entrada y salida que musicalizaba Calibre 50.

Al final de esa primera grabación Conan O’Brien agradeció a la audiencia y aseguró que eran el mejor público que había tenido.

Priscila, Gilberto, Vero y Alma fueron algunos de los asistentes a esa primera parte del show. Cuando salieron de las instalaciones de Televisa San Ángel ya había otra larga fila esperando para ver al comediante estadounidense.

“La verdad que muy padre, habló muy padre Diego Luna”, dijo Vero mientras que Priscila vio con humor la alcancía con la que Conan pidió "cooperacha" para el muro.

“Usaron la palabra empatía que creo que eso es una súper clave en lo que está pasando ahorita”, dijo Alma.

Dos de ellos vinieron desde Monterrey exclusivamente para ver el programa.

“Hace falta también que los mismos gringos digan que ese presidente no nos representa, que no habla por ellos el muro ni esa aversión a los mexicanos”, agregó Priscila.

cvtp

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