Barbara Cook, cuya brillante voz de soprano la hizo una de las principales ingenuas de Broadway y luego una gran intérprete de conciertos y cabaret del cancionero popular estadounidense, falleció. Tenía 89 años.

Cook murió por insuficiencia respiratoria en su residencia en Manhattan rodeada de familiares y amigos, dijo su publicista, Amanda Kaus. Su última comida fue un helado de vainilla, un guiño a uno de sus personajes más famosos en She loves me.

A lo largo de sus seis décadas de trayectoria en el escenario, la voz de Cook se mantuvo notablemente elástica, adquiriendo honestidad emocional y expandiendo su habilidad de ir directo al corazón.

En las redes sociales, grandes cantantes le rindieron homenaje, incluyendo Betty Buckley, que llamó a Cook “una de las grandes artistas y un ser encantador”, y Lea Salonga, que escribió: “Descansa en paz” en Twitter.

El reciente ganador del Premio Tony por Dear Evan Hansen, Ben Platt, escribió:

“Gracias Barbara Cook por las hermosas canciones, los personajes indelebles, y la narrativa magistral. El cielo debe sonar glorioso hoy”.

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