aridiana.banos@eluniversal.com.mx

Juan Carlos Vives, autor de la puesta en escena El Inmóvil, lo advierte: “La risa es libre albedrío del público”, porque la tragedia que viven los tres personajes principales de la historia pueden dividir el ánimo de los espectadores, ya sea que se les haga hilarante la situación que viven, o sientan tal empatía con lo que les pasa que lleguen a sentirse identificados.

Durante un seminario impartido en el Centro Cultural Helénico, Vives creó esta obra que cuenta la historia de tres personajes, un vendedor de cocinas, una quiropráctica y una terapeuta holística, que son víctimas de un vendedor de bienes raíces, a quienes ofreció la misma casa. Con su patrimonio comprometido, este trío tendrá que lograr alianzas para quedarse con lo que creen les pertenece, así tengan que echar mano de argucias como el chantaje.

“Hay papeles ocultos, hay cosas turbias, hay ilegalidad e impunidad en este contexto, palabras que nos suenan muy de cerca en los últimos tiempos, y de todo lo que somos capaces los seres humanos para conseguir lo clandestinamente adquirido”, explicó Juan Carlos Vives.

Pero la casa, testigo inmóvil del conflicto, se convierte en el mero pretexto para abordar otros aspectos de la historia oculta de estas figuras, que tienen diferentes motivaciones para quedarse con la propiedad, por eso la escenografía apenas dibuja los contornos del codiciado lugar. “Estos personajes tienen algo que ver, pero eso lo van a ir descubriendo, entonces aprovechan eso que saben del otro para defender este espacio que tanto trabajo les ha costado conseguir, aunque todavía no es de ellos”.

Google News

Noticias según tus intereses