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Sólo son unos 150 kilómetros de distancia pero en la historia entre Cuba y Estados Unidos el distanciamiento es mayor a causa del bloqueo que comenzó en 1960. Sin embargo, a raíz del anuncio, este año, de la reanudación de las relaciones diplomáticas entre ambos países, se ve un futuro alentador, sobre todo para los cubanos que buscan en mercados más grandes la oportunidad de mostrar su cultura.

“No hay duda de que, al ser Estados Unidos el gran mercado musical, en la medida que se vaya mejorando este ambiente serán muchos países, incluyendo México, los que empezarán a tener otras relaciones con Cuba, porque así funciona”, dice Fidel Antonio Orta, consejero cultural en la Embajada de Cuba en México.

De acuerdo con la información del consulado, Cuba pierde al año unos 20 millones de dólares por las afectaciones del bloqueo a la cultura.

Algunos factores de estas pérdidas son la dificultad para conseguir la visa, los trámites de derechos de autor o algo tan simple como cobrar en dólares por su trabajo. “Existe la libertad de salir de Cuba pero las presentaciones en vivo de los cubanos tienen que hacerse casi de carácter personal”, agrega Orta.

Explica los obstáculos a los que se enfrentan: “Es muy difícil el pago porque ese proceso de negociaciones pasa por bancos y dólares pero eso lo tienen bloqueado en Estados Unidos.

“Los cubanos no pueden cobrar directamente en dólares y están prohibidas las transferencias bancarias”, dice Orta, quien también es escritor.

Por fortuna, eso ha comenzado a cambiar con la reanudación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Anteriormente, un artista debía pasar un proceso más engorroso para poder cobrar, debido a las restricciones de embargo, pero hace poco se anunció un acuerdo entre dos entidades bancarias (una en Cuba y otra en Estados Unidos) que comenzarán a flexibilizar este pago eliminando, por ejemplo, los límites a las remesas de 2 mil dólares por trimestre.

La oposición. Las opiniones entre los artistas cubanos son contrastantes. Para el cantautor Amaury Gutiérrez (quien vive en Miami) mientras el poder siga a cargo de la familia Castro no habrá un verdadero cambio y no podrá generar los millones de dólares que podrían fácilmente ingresar a la Isla.

En su opinión el beneficio se dará para artistas obedientes al régimen.

“Yo no estoy en esa lista sino en la lista negra, yo tengo que pedir permiso para entrar a mi país. El pueblo cubano demanda libertad, calidad de vida y grandes shows que ojalá puedan llegar: Madonna, Justin Bieber.

“Pero con estos señores no creo que eso vaya a pasar. Las instituciones culturales del gobierno deben integrarse a un sistema capitalista, debene negociar con disqueras trasnacionales; cuando Cuba se abra, todo se va a resolver”, afirma.

Lena Burke, quien también vive en Estados Unidos, es más optimista y espera que esto lleve a una máxima libertad. “Llevamos cinco décadas algo estáticos y creo que sí hace falta un cambio porque eso puede traer más apertura, comunicación, libertades y más democracia. Quiero la libertad en Cuba, llevo muchos años fuera.”, dice la nieta de la legenderia Elena Burke.

La apetura también repercutirá en México. En principio, facilitará que los artistas cubanos vayan a tocar a su país y, junto con ellos, los mexicanos.

Francisco Céspedes, quien ha vivido muchos años en México y hasta se naturalizó como ciudadano mexicano, ya lo vivió. Aunque desde 1999 no le permitían presentarse en Cuba —asegura que tiene documentado el veto del gobierno en su contra— regresó a cantar después de 24 años y en medio de críticas. “El 17 de diciembre del año pasado me dijeron que hacía 18 meses que estaban conversando.

“Es política, estamos ahora aceptando a alguien que me enseñaron a mi de niño que era un enemigo (EU) y ahora somos amigos. Lo que me importa es que el cubano esté mejor porque yo amo profundamente a mi tierra”.

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