Tal como está acostumbrado, Alejandro Fernández cimbró y llenó de energía al Auditorio Nacional dentro de su gira Confidencias, en una noche en la que repasó sus éxitos sin dejar de lado su amor por el tradicional mariachi y el tequila.

Las ovaciones no se hicieron esperar para el cantante mexicano, quien salió al escenario a las 20:50 horas para agradecer a cada uno de los lados del recinto en la primera de dos fechas programadas.

Con una pantalla rectangular sobre su figura, que después se convirtió en dos moviéndose de lugar, y portando un traje gris oscuro inició su repertorio con "Cóncavo y convexo" seguida de "Se me va la voz", en donde se activó una pantalla más grande detrás de él.

"Es un verdadero placer estar aquí con familia, amigos y por supuesto todos ustedes, estamos de regreso con mucho cariño con estas confidencias y ahora serán más reales que nunca. Tendremos una noche increíble deseando que pasando la puerta se olviden de todos sus problemas porque nos la vamos a pasar bomba", saludó antes de "Cuando digo tu nombre", la cual dedicó a los cerca de 10 mil asistentes.

Nueve músicos y tres coristas (que también fungieron como bailarinas) lo acompañaron en temas como "Que voy a hacer" y "Hoy tengo ganas de ti", para contar que fue justamente "Te amaré" la primera canción con la que se enamoró.

Poco a poco transcurrió el tiempo y gotas de sudor comenzaron a salir de su frente por lo que además de acercarse a tomar un trago y secarse con una toalla cada que pudo se hizo una coleta para así hacer cantar a todos en "Te voy a perder" y "Canta corazón".

"Nos vamos a poner como en la sala de nuestra casa; necesito que me ayuden a cantar estas canciones que se hicieron éxitos gracias a ustedes", dijo para sentarse un momento y comenzar una sesión un poco más acústica con "Me dediqué a perderte", "No sé olvidar" y "Si tú supieras", mientras une tela blanca con agujeros subió detrás de él y sus músicos para proyectarlo.

Un mariachi de once integrantes apareció en escena, pero el público enloqueció cuando Alejandro portó un traje charro color negro con rojo para dar voz a "Dónde vas tan sola", con su sombrero en la mano.

"Hoy México y el mundo más que nunca necesita de su gente, de sus valores, de la unión de cada uno y el empeño de todos nosotros para dejarles a las nuevas generaciones libertad, fuerza y vida digna", expresó antes de dedicar a las mujeres, que son inspiración, "Mátalas" o "Que lástima" donde dejó subir con él a una niña para abrazarla y besarla.

No tardaron en llegar los pasos de baile al ritmo de "Es la mujer" y tras agradecer a su familia e hijos por ser su motor y fuerza siguió con éxitos como "No", "Loco", "Nube viajera", "Tantita pena" y "Como quien pierde una estrella".

El cantante desapareció del escenario mientras que con las luces de los celulares los asistentes le pidieron un poco más. Con algunas lámparas moviéndose a la altura del suelo homenajeó a su padre Vicente Fernández, de quien confesó sentir respeto, admiración y un gran cariño por ser su ejemplo, su confidente y su maestro.

Fue así que antes de terminar su concierto, a las 23:12 horas, junto al mariachi interpretó temas tan sonados que el coloso de Reforma se rindió a los cánticos de "Las llaves de mi alma", "Mujeres divinas", "Hermoso cariño", "Estos celos", "Acá entre nos" y "De qué manera te olvido".

sc

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