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El productor chileno Valentín Pimstein no sólo fue “el padre de las teneovelas rosas” sino también un hacedor de estrellas, tanto al frente como atrás de las cámaras; muchas personalidades del espectáculo le deben los mayores éxitos de sus carreras.

“Era un hombre lindo pero estricto, te enseñaba a tener disciplina, te formaba bien, sabía perfectamente que todo lo que te ponía o te daba como proyecto era muy especial y que realmente iba a triunfar”, declaró Lucía Méndez, actriz con la que Pimstein realizó tres telenovelas: Vanessa, Colorina y Viviana.

Fue precismante con una de ellas que en 1982 el productor desconcertó al público, al matar al personaje de Lucía en Vanessa, quien era la protagonista. “Yo estaba en mi casa tenía bronconeumonía, no me creyó, al otro día amanecí peor y me llevaron al hospital y le avisaron a Valentín que estaba muy enferma, pero él se enojó, le puso mi ropa a la doble y mató mi personaje. Tiempo después platicamos y me dijo: ‘Mira mijita, me arrebaté, pero lo único que te puedo decir es que Vanessa ya es un clásico, porque no hay una protagonista en la historia de las telenovelas que la hayan matado a balazos, nadie lo va olvidar’, y efectivamente eso sucedió”, excamó la también cantante.

La última vez que la Méndez lo vio, fue hace dos años, cuando él se encontraba preparando un libro sobre su vida y recordaron el tiempo en que trabajaron juntos.

Con quien trabajó durante siete u ocho años de manera consecutiva fue con Angélica Aragón, a quien hizo figura principal de novelas como Sandra y Paulina, El hogar que yo robé, Vivir un poco, entre otras.

“El maestro tenía un gran poder de convocatoria. Impulsó a muchísimas personas y también a productores, desde Chava Mejía a Nicandro, muchos fueron formados por él. Jamás estuvo sentado en una oficina lejana, siempre estaba muy cerca del proceso, dentro de la cabina, en la sala de edición. Había una mano muy clara de quién era el capitán de ese barco. Siempre estuvo pendiente de los detalles, sobre todo creo que eligió novelas muy interesantes que fueron precursoras de su tiempo, entendía bien el género del melodrama”, declaró Angélica Aragón.

“Fue un padre para mí”, dijo Salvador Mejía al recordar a Valentín Pimstein. Juntos hicieron una treintena de telenovelas que dejaron un sinfín de historias entre grabaciones y viajes. Una de ellas tiene que ver con Los ricos también lloran, Mejía recordó que el nombre de la telenovela surgió cuando murió el padre de una amiga suya, proveniente de una familia adinerada. Ese episodio le dio el título que conectaría con todos los sectores que veían la televisión.

“Una vez Valentín le dijo a Victoria Ruffo, a ver mijita vente para acá, y ella respondió ‘Yo no soy su hijita’. Él respondió ‘sí, tú vas a ser La Fiera” y así como Victoria protagonizó la telenovela de 1983 con Eduardo Capetillo.

En Navidad, dijo Mejía, siempre les regalaba boletos de lotería para ver si alguno le pegaba. Y también le gustaba ir al Mercado de San Juan para ver las cosas que vendían y que podría utilizar para las telenovelas.

Pero irónicamente no todo fue de color de rosa con Pimstein.

El recuerdo que tiene le productor Antulio Jiménez Pons de Valentín no es grato.

Él recuerda que fue él con quien Valentín empezó en el mundo de la televisión pero dejó de ser su amigo en cuanto llegó al poder. También considera que sus telenovelas sólo reforzaron los estereotipos en la sociedad.

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