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Fueron 10 minutos los que cambiaron la vida de Audrey Tautou, apenas arrancando el siglo XXI.

Tras cinco años de carrera, a la actriz la habían llamado para protagonizar la película Amelie, una historia que una vez estrenada la catapultaría entre las favoritas del público y cuyo recuerdo aún perdura.

“Tuve un presentimiento cuando hablé con el director y me dijo que podía cambiar mi vida, pero me dio miedo más que entusiasmarme”, recuerda la francesa de 40 años.

“Por 10 minutos me encerré y me pregunté: ¿qué estoy haciendo? Al final dije, ‘está bien’; pero nunca pensé que fuera tan súbito y fuerte, perdí de cierta manera libertad cuando a mí me gusta vivir como cualquiera”, indica al recordar ese momento.

Amelie es en la película una chica que un día se da cuenta que lo mejor de su vida era arreglar la de los demás. Al reflexionar sobre el mensaje de aquella película de 2001, la actriz señala que siente cierta empatía por esas características en la realidad.

“Creo que me gustan las mujeres que construyen su destino y hacen sus propias selecciones”, expresa Audrey.

Por ello no dudó en dar el sí al proyecto La odisea, que se estrenó en México este fin de semana y en la cual interpreta a Simone Cousteau, quien fue la esposa del oceanógrafo Jacques Cousteau.

La película fue presentada el año pasado en el marco del Festival Internacional de Cine de esta ciudad, donde a la actriz también se le rindió un homenaje con una butaca que lleva su nombre y que puede ser ocupada en el Cinépolis Morelia Centro.

Ideales firmes. Simone era una mujer de carácter fuerte y que amaba ser marina, en una época donde eso no era bien visto.

Y a Taoutou, de 40 años, siempre le han gustado esos papeles, aun sabiendo que hay pocos.

“No sé cómo podría lucharse contra eso (la escasez de roles femeninos fuertes) pero sí podemos hacer notar que existen películas con heroínas y que las personas las adoran.

“Hay que pensar que la economía del cine es manejada por hombres y muchos pensarán que un héroe masculino podría atraer más que una femenina”, establece.

Nominada en dos ocasiones a los BAFTA a Mejor Actriz, la más reciente por su trabajo como Coco Chanel, y un César, el premio más importante de la industria francesa, Audrey rompe con el mito de las divas.

Es cierto que prefiere estar leyendo o divirtiéndose antes que enfrentar a periodistas, o platicar con el público por encima de eventos sociales.

Pero es de las que se maneja sola cuando de contratos se habla.

“Llevo una vida completamente normal, no estoy en una torre de marfil, me manejo sola, no tengo asistente ni agregado de prensa (publirrelacionista), eso es lo que me gusta, tengo necesidad de ser así y creo que cada actor debe serlo porque ¿cómo van a representar algo que no conocen?”, opina.

Es más, si alguien le pregunta qué le hace falta por hacer, responde sin dudar un segundo.

“Conocer gorilas en la jungla y proyectos de escribir y fotografía, faltan muchas cosas”, se apresura.

Así que fue un deleite meterse por unas semanas en la vida de Simone, considerada el alma del Calypso, el submarino con el cual Jean Jacques revisó los oceános.

“Trabajé con las personas que la habían conocido y vi una entrevista que dio a la televisión y hablaba como marino, era muy fuerte, era de esas personas que cambian la vida”.

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