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El cine, dice el cineasta español Oliver Laxe, es un acto de sumisión donde se debe entender que lo mejor de una película, es lo que no parte enteramente de su creador.

No lo comenta un desconocido, sino el ganador del premio de la crítica en Cannes 2016, uno de los festivales más importantes del orbe.

En abril pasado, Laxe se alzaba con el reconocimiento por su trabajo en Mimosas, drama sobre una caravana que escolta a su viejo Sheikh hacia la muerte a través del Atlas Marroquí.

Su último deseo es ser enterrado con sus seres queridos, pero la muerte no espera y es cuando sus seguidores, se niegan a continuar con el cadáver.

“Precisamente el cine es un acto de sumisión, nunca vas a poder hacer la película que pensaste y eso es frustrante, pero en realidad es positivo porque todo lo que no eres tu, entra en tu película y es mejor, el cine es una plataforma de alunizaje de contenidos trascendentes”, considera Laxe.

“Hubo nuchos problemas, era duro el rodaje, dormir en el campo, el frío, problemas de producción que nunca habían pasado y hubo un olor a fracaso, mucho, pero incluso eso era para aceptar que la vida te estaba dando una bofetada que debía aceptarse porque el obstáculo es algo que sirve”, comenta el realizador.

Mimosas es el segundo largometraje del cineasta, luego de que en 2010 con su ópera prima Todos vós sodes capitáns, ganó el premio FIPRESCI, también en el certamen de Cannes.

Radicado desde hace 10 años en Marruecos, Laxe eligió por ello una historia de esa cultura, con actores de aquel país.

Desde siempre migrantes marroquís llegan a la península ibérica a trabajar o en busca de empleo.

Mimosas se ha estrenado hasta hoy en 15 países.

“Cuando vas a la esencia de una cultura, tiene algo con otras culturas, la geometría humana es igual aquí que en otro lado, cuando vas a la esencia por eso se ha entendido bien en otros países, no es una película que acosa a la fe, lo cual no se hace mucho ahora”, concluye el realizador.

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