cristina.pineda@eluniversal.com.mx

Alfonso Cuarón piensa que los mexicanos dedicamos mucho tiempo para hablar del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

En conferencia de prensa en la Ciudad de México por el final de filmación de su película Roma, el director cinematográfico afirmó que en las noticias se ve mucho sobre él.

“Mi postura es la que todos los mexicanos tenemos, no hay mucho que discutir, no lo ayuden. ¿Por qué le dan tanto tiempo?”, se cuestionó.

El cineasta dijo no haber visto los premios Oscar por trabajo, pero se mostró seguro que si su compatriota Gael García Bernal dio un mensaje era el que debía dar. Fueron pocos los mexicanos nominados a la entrega celebrada en febrero, con la presencia de cinefotógrafo Rodrigo Prieto, pero argumenta que es porque los que ya están considerados en la industria, aún limitada para los mexicanos, no hicieron proyectos este año.

“Le damos mucha importancia a los Óscares, son una herramienta de mercadotecnia que no tiene nada que ver con el estado artístico del cine como lenguaje. Es una academia en el contexto del cine del que estamos hablando, una industria que además florece por su comercialidad, por ende también el perfil de las películas que van a ser premiadas conforman ese marco.

“Hay otros foros y otras plataformas donde hay un acercamiento al valor intrínseco, artístico o el lenguaje de las películas, para eso hay festivales con de alguna manera un acercamiento un poco más puro. Siento que los medios le hacen demasiada alharaca al asunto de los Óscares, porque no tienen autoridad para decidir qué es una buena o una mala película, tampoco Cannes. Es una academia de Hollywood, no del cine mundial internacional y hay que tomarla por lo que es sin darle mayor importancia”, expresó.

Volver a México. Para Cuarón, volver a filmar a la Ciudad de México después de 17 años y salirse de la tangente industrial fue una necesidad para su corazón. Además de reconectarse con su infancia, se dio el lujo de tener el presupuesto que quiso para un proyecto ambientado en los años 70 que tuvo muchos alicientes de parte del gobierno de la ciudad, como apoyo logístico y en locaciones, como el cierre de la calzada México-Tacuba para recrear los sucesos de 1971 en lo que se denominó como El Halconazo.

Aunque confesó que la historia no se basa en ese hecho, y sin adelantar mucho sobre el guión, dijo que fue importante para él volver al lugar donde todo pasó y rodearse de fotografiás donde comparaba el presente con el pasado.

“(Venir a México) no fue una motivación de repente, es algo que tengo presente. En esta etapa de la vida puedo vivir en el extranjero, pero estoy al tanto de los aconteceres en mi país, sigo en contacto con mi país y extraño de dónde soy y de dónde vengo. Desde que hice Y tú mamá también los planes constantes que se cruzaron como proyectos o circunstancias de vida, por lo que me vi forzado a quedarme por cuestiones familiares en otra zona geográfica.

“No vi un paisaje distinto; aunque no he estado en la olla como ustedes, voy siguiendo la temperatura que lleva la olla y para mí no hubo sorpresas. Es difícil ser mexicano sin tener cierta conciencia y lo que veo de cambios del estado del país lo podremos platicar por horas y tendremos las mismas opiniones”, expresó.

Eugenio Caballero, reciente ganador del Premio Goya por su dirección artística, también formó parte de Roma (a estrenarse el siguiente año) y comentó que en su afán por lograr el mejor resultado en la ambientación se adaptaron distintos elementos que antes no existían.

“Nos encontramos con la ciudad cambiada. Se tuvieron que modificar fachadas, tuvimos que poner autos de época y cuidar las cosas detrás porque a veces se abren distancias grandes, había que ser rigurosos. Grabamos en un formato de 70 mm, formato en donde hay un registro enorme del detalle. La gran mayoría de los negocios están llenos de comerciales y todo está plagado. Remover eso fue parte del trabajo”.

A Alfonso le surgieron dos conciencias: primero la de su niñez, dándose cuenta que su infancia es de época, y la otra sobre lo importante que es cuidar la riqueza arquitectónica a la que muchas veces no se le da la consideración necesaria. También hubo algo que particularmente le llamó la atención a Cuarón y que comentó con su equipo de trabajo: la manera en que han cambiado los propios mexicanos en cuanto a su fisionomía.

“Es impresionante al comparar las imágenes, un gran problema de obesidad que tenemos, en los 70 éramos una nación de flacos”, rió.

Cuarón se dijo cansado y con un año de edición por delante, pero ya espera volver a darle su lugar a la tierra que le dio tantas facilidades. Agradecido con los involucrados, las autoridades que le dieron incentivos para sus locaciones y los vecinos que tuvieron paciencia, también pidió perdón porque sabe que toda filmación causa molestias, que en su caso intentó reducir a las mínimas.

“Definitivamente hay una molestia, pero por otro lado dentro del mexicano al menos el cine está brindando buenas noticias, es de las pocas cosas y los chavos que ganan en robótica. Hay actitud positiva en general  y es parte de dar luz, de la vida humana que hace una gran diferencia de estar en esta ciudad”, señaló quien contó con distintos inversionistas para su filme.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses