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Coincidencia o no, durante los ocho años de gobierno de Barack Obama, el papel del actor mexicano en series o películas de EU cambió.

De ser elegidos como el clásico hampón o con participaciones pequeñas, como Vannesa Bauche y Pedro Armendáriz en La máscara del Zorro, el talento nacional frente a cámaras creció en todos sentidos.

Demian Bichir alcanzó nominación al Oscar por Una vida mejor, que recaudó un millón de dólares en cines estadounidenses, al interpretar a un ilegal trabajador, preocupado por la familia y que sufría injusticias.

En su momento, Demian consideró que las críticas de que los mexicanos eran siempre usados para papeles oscuros eran injustas, pues no se tenía de dónde elegir.

“No te preguntan si quieres ser abogado o algo así, sólo ahí está y tú sabes si lo tomas o no”, expuso un día.

Diego Luna se quedó con el protagónico de Rogue One: una historia de Star Wars.

“Aquí hay de todas las razas representadas, sé que mi presencia generará varias cosas en los fans, estoy preparado”, apuntó en una charla Diego.

Del lado femenino la carta fuerte es Karla Souza al obtener uno de los principales de How to get away with murder, serie que lleva tres temporadas.

“No creo que las cosas cambien con Trump, el cine es muy importante como economía y lo que interesa es que todos estén ahí”, dice Raúl Méndez, quien interpretó a la mano derecha del liberador texano Sam Huston, en la serie Texas rising.

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