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Cada que la niña Aislinn Derbez salía con su papá a la calle, se sentía como una especie de monito cirquero, al notar cómo todo mundo se le quedaba viendo a la familia.

En la escuela, cuando la maestra le preguntaba algo, para contestar en público, simplemente quería que la tierra se la tragara.

“Era de ponerse la capa de Harry Potter y hacerse invisible”, recuerda la actriz de 30 años.

“Le agarré pánico a la gente, me daba pena que me viera, era tímida, hablaba con una vocecita”, narra.

Sus primeros casting eran un desastre. Y de su memoria rescata el que le hizo un productor famoso televisivo, de quien guarda identidad.

“Al final me dijo: dedícate a otra cosa, no tienes talento, no tienes chispa y me traumó”, detalla.

Fue entonces que decidió comenzar a conocerse. Y encontró en la actuación una terapia diaria.

Los frutos están a la vista: en los últimos siete años ha participado en 15 películas, de las cuales ha protagonizado siete, entre ellas A la mala y Abolición de la propiedad.

Ayer estrenó Qué pena con tu vida, comedia al lado de José María de Tavira (Arráncame la vida) e Ilse Salas (Locas de amor).

En ella interpreta a la mejor amiga del protagonista masculino, a quien acaba de cortar su novia.

¿Lo raro? Aislinn fue quien propuso cortarse el cabello para salir del estereotipo de femme fatale en que se estaba colocando.

“En los casting me dicen que soy muy bonita para tal o cual personaje, es chistoso que me vean así, cuando en la vida sin tanto maquillaje, me veo común y corriente”, dice.

“Vean mi snapchat (aplicación de Internet) donde hago pura estupidez, en Estados Unidos vean como Meryl Streep (El diablo viste a la moda y Duda) hace una cosa y otra y aquí no”, apunta.

Y logró colarse en el proyecto que es el primero cien por ciento de comedia donde participa, sin romanticismo, género donde su papá es rey en televisión

Qué pena tu vida, dirigida por Luis Eduardo Reyes (Amor letra por letra) es la tropicalización del filme homónimo chileno de Nicolás López, a quien realmente le pasó la anécdota del filme..

“Está basada en el dolor real de alguien quien es patético, por eso conecta porque a todos les ha pasado”, considera Aislinn.

Ya en el rodaje mucho era de que los actores aportaran y algo de improvisación.

Así, hay una secuencia donde la entrevistada se mete a una botarga como ejecutando un clavado.

“Y era así porque no había otra manera, luego todo mundo se reía al verme con ella y no me tomaban en serio”, recuerda.

Y ya no sintió pena, como cuando era niña y adolescente.

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