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Audrey Tautou es una actriz que se sincera: “¡Uno tiene miedo a decepcionar, tengo el síndrome de ser la primera de la clase!”

Luego, la francesa protagonista de Amélie, cinta que la catapultó a la fama hace 15 años, destaca: “Mi fragilidad es tratar de controlar demasiado las cosas, en mi país hay una frase que dice que uno debe soltarse, pero me choca, ¡porque no sé qué quiere decir eso!”

En algún momento, frente a un teatro Rubén Romero repleto no solamente por prensa sino aderezado con fans y estudiantes, establece: “No sé si he manejado la fama, pero he tratado de conservar el contacto con mis amigos, mi familia y seguir protegiendo mi libertad; como actriz pienso que el día en que no llegue a tener la mirada crítica del director con el cual estoy filmando, entonces podré mejorar”.

Tautou es un remolino entre los jóvenes. A su salida, una veintena se le acerca para tratar de sacarle una foto o autógrafo. Ella se acerca y sonríe antes de subirse a la camioneta que la transportará a su hotel y se da tiempo para tomarse una selfie con uno, dos, tres jóvenes que se lo solicitan.

A sus 40 años, edad que adopta sin problemas, Audrey se cruza varias veces de pierna durante la hora que tarda la charla. Y se encoge un poco cuando alguien le dice que es bella. “Realmente la pretendida belleza no es para nada lo que yo pienso, no tengo la sensación de que mi apariencia me pudiera privar de tener algún papel interesante, creo tengo un físico bastante común.

“Y Amélie no me impidió tener buenos papeles, en el cine francés los papales de mujer están en segundo plano, pero son bastante frecuentes, a mí me consintió el cine francés; pero el cine de todo modos, es un medio bastante masculino aunque se diga que no; es importante hacer que se cambie”.

Audrey es invitada de honor al Festival Internacional de Cine de Morelia, donde ayer por la noche develó una butaca con su nombre, a colocarse en el Cinépolis sede del certamen.

También presentó La odisea, filme donde interpreta a la esposa del investigador submarino Jacques Costeau.

“Este hombre tuvo la necesidad de proteger nuestras tierras, nuestros océanos; por eso acepté, porque además era la capitana del Calypso (nave en que se surmergía en los océanos), aunque es una historia familiar como muchas”, establece. La cinta formará parte de lo mejor del FICM que se proyectará en la Ciudad de México.

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