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La entrevista o relación entre Kate del Castillo y Joaquín El Chapo Guzmán no es lo más importante que pasa en México, considera Salma Hayek, sino ver cómo la juventud pude salir de la violencia y sentirse a salvo, así como apoyar todo lo positivo que exista.

Ayer, sin haber dormido, según ella, la actriz veracruzana presentó oficialmente la cinta animada El profeta, que produjo y la cual estrena el próximo viernes en salas nacionales.

“A veces ve uno documentales (de México), pero debo tomar valor para saber que no duermo por semanas, se hace feo el estómago y hasta mi marido, que es francés, sufre.

“Uno piensa como padre que ojalá la juventud pudiera salir y sentirse a salvo, que madres que esperan el regreso de sus hijos se sientan tranquilas, y eso duele muchísimo. He trabajado con muchas organizaciones, con fundaciones en todas partes del mundo y a veces encuentro opciones para buenas cosas. Aquí por ejemplo, está la microeconomía para las empresas, pero cómo resolver ese problema de violencia. Es difícil. Como a todos, da mucha impotencia y tristeza”, señala.

La actriz destaca que por ello se pone contenta con los logros mexicanos, como las nominaciones recientes al Oscar de Alejandro G. Iñárritu, Martín Hernández y Emmanuel Lubezki.

“Es importante que el país encuentre la forma de reestructurarse de alguna manera y por lo menos apoye las causas que nos puedan levantar el ánimo y dar esperanza. Un ejemplo es que este año son las Olimpiadas y ojalá apoyen a nuestros atletas”, subraya.

El profeta está basada en la obra del poeta libanés Kahlil Gibran, la cual ha sido traducida a 40 idiomas y cuya antología publicada en 1923 ha vendido más de 100 millones de ejemplares.

La cinta se sitúa en la isla ficticia Orfales, donde se encuentra preso Mustafá, un hombre que predica con la palabra y se hace amigo de una mujer y su pequeña hija muda.

En español, las voces corren a cargo de Sandra Echeverría y Loreto Peralta. “Tiene una calidad única y la hicimos con la esperanza de levantar el espíritu de las personas que la vieran, de proyectar un sentido de libertad y tratar de inspirarlos para que se volvieran a enamorar de las cosas simples de la vida y compartir con la familia”.

“Las cosas no se cambian con armas, hay que inculcar el cambio, buscar otras avenidas, por eso es importante que esta cinta la vean niños, estimula a que ellos piensen solos y cuando usan su imaginación, eso sirve”.

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