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Una de las raíces de la historia de la familia Moreno Ivanova es aún hoy tema de polémica: la madre biológica de Mario Moreno Ivanova.

Se llamó Marion Roberts, una mujer estadounidense que se quitó la vida durante una etapa de depresión por no poder recuperar a su hijo cuando éste ya estaba siendo criado por Cantinflas y su esposa Valentina.

El encuentro entre el actor mexicano y la joven extranjera fue un tanto azaroso, ella vino a México a vacacionar con unas amigas, las cuales finalmente regresan a Estados Unidos dejando a Marion sin dinero y con la deuda del hotel encima.

Fue aquí que conoció a Mario Moreno Reyes, gracias a que un empleado del hotel la llevó ante él porque sabía lo caritativo que era, y efectivamente, Cantinflas accedió amablemente a pagar la cuenta.

Después de este hecho todo son especulaciones, porque mientras Eduardo Moreno Laparade, sobrino del artista, sostiene que ningún lazo de sangre une a su tío con Ivanova, éste asegura que Cantinflas le confesó que sí era su hijo biológico, producto de su relación extramarital con Roberts.

Como sea, Valentina recibió al bebé de pocas semanas de nacido de manos del comediante, a quien adoptaron legalmente en 1962, dos años después del suicidio de Marion.

Para el psicólogo Alexis Solís, esta historia marca lo que sería después la vida de Mario Moreno Ivanova, quien gozó de ser el único hijo de uno de los mayores comediantes de México.

Solís explica que Moreno Ivanova creció con recursos ilimitados y se acostumbró a obtener también un poder que le daba el derecho a hacer lo que quisiera y que nadie le dijera que no a sus decisiones.

“Esto corrompe y no permite aprender lo que es la tolerancia a la frustración, quienes viven esto terminan siendo hombres o mujeres manipuladores”, explica el especialista,

De esta manera, los patrones de conducta han pasado de generación en generación en la familia Ivanova,

El psicólogo señala que romper con estos patrones no es sencillo porque, a pesar de que la sociedad les haga ver que su conducta está equivocada, fue algo que aprendieron desde casa y es difícil cambiar. Al final, poco queda de aquella historia de opulencia en que creció Moreno Ivanonva porque, como ha dicho él mismo, vendió lo que heredó de su padre para pagar abogados en un pleito para recuperar los derechos de las cintas de Cantinflas.

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