Carrie Fisher se preocupó de comunicarle al mundo quién era ella antes y después de convertirse en la princesa Leia Organa en la popular franquicia de "Star Wars".

Antes de morir, la actriz, guionista y comediante publicó su último libro El diario de la princesa (2016), texto en el que recogió partes de su vida antes de protagonizar Una nueva esperanza (1977), así como también rescató momentos memorables del rodaje y de lo que significó el repentino estrellato tras el estreno.

Hija de la "realeza de Hollywood", como fue llamada en más de una ocasión, la californiana fue la primera descendiente de la reconocida actriz Debbie Reynolds (Cantando bajo la lluvia) y el cantante Eddie Fisher.

Así fue como durante toda su niñez y adolescencia estuvo acostumbrada a las luces y al interés mediático. Atraída por el estatus de celebridad de su madre, la intérprete acompañaba a la nominada al Oscar en espectáculos en clubes nocturnos en Las Vegas.

A los 17 años, Fisher tuvo su primera oportunidad de alcanzar el reconocimiento como sus padres. Fue fichada para ser parte del elenco de Shampoo (1975), un drama con aires de comedia protagonizada y y co-escrita por Warren Beatty ("Bonnie & Clyde"). Pese a su participación, no logró mayor exhibición dentro de Hollywood.

Así después vinieron conversaciones con otros directores, incluido tres veces nominado por la Academia Terrence Malick (El libro de la vida). Sin embargo, su gran momento ocurrió cuando un par de jóvenes directores realizaban un casting simultáneo para dos películas: Brian De Palma buscaba a una protagonista para Carrie (1976) y George Lucas para La guerra de las galaxias.

Una semana siguiente, tras una inesperada prueba de cámara, la actriz obtuvo el papel más importante de su carrera y que la consagró como un ícono de la ciencia ficción en el cine. "Aquel día, leyendo el guión (...), la Fuerza se introdujo en mí (de un modo no invasivo), y ahí ha permanecido desde entonces", escribió en su libro.
"Una fantasía especial masculina"

Para las grabaciones de Una nueva esperanza el equipo tuvo que moverse a los estudios Elstree en Londres. Carrie Fisher ya estaba acostumbrada a la vida inglesa, ya que estudió un tiempo en la Central School of Art and Drama.

En un entorno desconocido, la actriz tuvo que esconder el hecho de que no bajó los kilos que le exigió la producción para encarnar a Leia y la insólita realidad de que el equipo estaba compuesto en su mayoría por hombres, incluso llegó a pensar en la cinta como "una fantasía espacial masculina".

Durante las grabaciones del filme, Fisher confesó sentir la presión de ser casi el único personaje femenino de la historia. La sensación también paso detrás de cámaras. Con 19 años, en una celebración del cumpleaños de George Lucas, la intérprete se emborrachó luego que un grupo de compañeros le diera alcohol —algo a lo que no estaba acostumbrada—, buscando (según ella) otras intenciones.

El único resultado de esa noche, fue el apasionado y breve romance entre ella y su colega Harrison Ford (Testigo en peligro), relación a la que ella denominó como "Carrison".

Sin ahondar más en los detalles técnicos de cómo fue el rodaje, ya que el libro se enfoca —con claros tintes de comedia— en la apreciación que tuvo ella de su experiencia en el set y lo que resultó siendo después su salto al estrellato como la princesa Leia.

"Todo sucedió con mucha rapidez (...) Esa fama galáctica significaba que la célebre no era Carrie Fisher sino la princesa Leia. Daba la casualidad que me parecía a ella... a excepción de su espantoso peinado y mi propio, horroroso, cabello", describió la actriz en su última publicación.

sc

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