El pasado miércoles, Canadá, México y EU pusieron sobre la mesa sus definiciones político-económicas de lo que esperan de la negociación del TLCAN después de 23 años de su entrada su vigor. La ministra de Relaciones Exteriores de Canadá Chrystia Freeland, el secretario de Economía de México Ildefonso Guajardo, y el zar del presidente Trump ante el Senado de Estados Unidos, Robert Lighthizer, iniciaron un diálogo previsiblemente complejo. Para México y Canadá, el objetivo es lograr que el Tratado más importante por la dimensión de los intercambios entre los tres países fortalezca el comercio y regionalice la producción para beneficio de los tres países.

Incrementar y modernizar el comercio significa para México negociar temas nuevos y ambiciosos como es el comercio digital, entre otros que no estaban presentes o no tenían en 1992 la dimensión que han adquirido. Guajardo expresó también que existen límites para 30 temas. Por su parte, Canadá también puso cartas sobre la mesa en torno a proteger y modernizar el empleo, el medio ambiente y las cuestiones de género. México y Canadá coinciden que, en materia de controversias, se mantendrá el Panel para dirimirlas como quedó establecido hace 23 años; no admitirán su eliminación como pretende el gobierno de Trump. Ambos países consideran que el TLC ha beneficiado a los tres países y a la región; que es hora de avanzar en la regionalización de la producción.

El representante de Estados Unidos Robert Lighthizer mantuvo en su primera intervención el discurso de Trump: EU ha perdido con el TLCAN, porque existe un déficit comercial que debe ser eliminado, porque ha ocasionado la pérdida de 700 mil empleos. Mismo razonamiento que no tiene en cuenta todo lo que EU ha ganado, por ejemplo, si se eliminara el TLC perdería entre 4 y 4.5 millones de empleos. El razonamiento de Trump simplifica y no entiende la complejidad del comercio entre los tres países, de los cambios tecnológicos en la producción, de las cadenas productivas que alimentan dinámicas económicas. No será sencilla la negociación, si Trump se empeña en que el comercio y la relación económica sean lo que no es.

Dos cuestiones del entorno político que no habría que perder de vista son la salida de Steve Bannon, el principal asesor de Trump en la Casa Blanca, y la ruptura de los dos cuerpos de asesores que se desintegraron y a los que pertenecían altos directivos de grupos empresariales y corporativos. Abandonaron a Trump por su posición frente a la marcha de supremacistas blancos, KKK y neonazis en días pasados en Charlotesville, Virginia. El presidente Trump ha mantenido sus posiciones de aliento a estos grupos de extrema derecha.

Este viernes se anunció que Steve Bannon salió de la Casa Blanca, se dijo oficialmente que por un acuerdo con el General Kelly. Funcionarios afirman que la decisión de sacar a Bannon fue del General Kelly, nuevo Jefe de Gabinete. Bannon afirmó que el presidente lo buscará porque comparten instintos nacionalistas, especialmente en torno al comercio.

Habría que recordar que, hace dos o tres días, el presidente Trump anunció que el próximo lunes firmaría un decreto para investigar el supuesto robo de propiedad intelectual por parte de China, lo que sería la primera medida comercial en su contra. Según Bannon, el principal consejero presidencial, lo que seguiría, sería enfrentar el dumping Chino del acero y el aluminio. La última declaración pública de Bannon fue sobre ese tema en una entrevista en la que afirmó “estamos en guerra contra China”. Se refirió a una batalla por la hegemonía mundial a la que aspira China en 25 o 30 años y frente a lo cual Estados Unidos tiene que actuar ya. La vocero del Ministerio del Exterior de China respondió a lo dicho por Trump que una guerra comercial entre los dos países no llevaría a ninguna parte; que el comercio entre ambos es un ganar-ganar; y que las diferencias se resuelven a través del diálogo y la protección de la salud de las relaciones económicas.

El principal asesor de Trump en lo político y, en particular, en torno a su visión del comercio internacional de Estados Unidos desde la campaña electoral, ha sido Steve Bannon. Y por ahora está fuera de la Casa Blanca, de donde salió este viernes, una influencia negativa menos en las negociaciones trilaterales del TLC que arrancaron en Washington el miércoles, concluirán el domingo en su primera etapa y se reanudarán en México en septiembre. Oportuna la intervención del General Kelly.

La negociación no será sencilla si se considera que el presidente Trump ha dicho una y mil veces que el comercio, particularmente con México ha lastimado a Estados Unidos, porque tiene un déficit y porque, a raíz del Tratado, se han perdido empleos en Estados Unidos. Importante la participación de Cámaras empresariales de Estados Unidos que estarán también involucradas en la negociación, así como las de México y Canadá.


Periodista y analista internacional

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