De acuerdo con la ONU, en 2016 alrededor del 55% de la población mundial residía en asentamientos urbanos. Para el año 2050, habrá casi 10 mil millones de personas y se estima que el 70% de éstas habiten en áreas urbanas.

Hoy en día existen a nivel mundial 512 ciudades con al menos unmillón de habitantes, 45 ciudades con una población de entre 5 y 10 millones de personas, y 31 urbes donde viven 10 millones o más, estas últimas también llamadas megaciudades, categoría donde se encuentran Sao Paulo, Nueva York y la CDMX.

Es un hecho que en el mundo no ha dejado de crecer la población de las metrópolis. Al respecto, un estudio reciente del Instituto de Tecnología de Ontario va más allá al señalar que en este momento, tan sólo Tokio supera los 30 millones de habitantes. No obstante, se estima que para 2050 serán 8 los centros urbanos que rebasarán ese umbral poblacional. Así, 6 megaciudades estarán en Asia y 2 en África.

Para ese año, 3 ciudades de la India se encontrarán en esa lista, siendo Mumbai la más poblada del mundo con 42 millones, más del doble de los 19 millones que hoy viven en esa urbe y casi la población que actualmente tiene Argentina.

Con una visión de largo plazo, concretamente para el 2100, el estudio señala que serán las ciudades africanas las más pobladas del mundo, con Lagos en Nigeria albergando la mayor concentración poblacional con casi 90 millones, es decir, el doble de la población que hoy tiene España. Le seguirán Kinshasa en la República Democrática del Congo con 84 millones y Dar Es Salaam en Tanzania con 74 millones de personas.

Cabe destacar que de las 30 ciudades más pobladas del próximo siglo, solo dos pertenezcan a países hoy desarrollados: Nueva York en Estados Unidos y Tokio en Japón. Las otras 28 urbes estarán concentradas en Asia y África, y habrá ciudades como Kabul en Afganistán que para ese entonces rebasarán los 50 millones de habitantes. En el caso de la Ciudad de México, el estudio señala que su población será de 22 millones de personas, prácticamente la misma que hoy tiene.

Así como las ciudades crecerán demográficamente de forma exponencial, también lo harán los desafíos que enfrentarán. Grandes urbes como Londres, París y Tokio tomaron varias décadas en su proceso de ordenamiento territorial, construcción de servicios de transporte público, todo esto armonizado con espacios naturales y culturales que han permitido su óptimo desarrollo. No obstante, la realidad es muy distinta hoy en día en la mayoría de las futuras megaciudades.

Por ejemplo, Lagos es una ciudad donde no hay crecimiento de vivienda y vía pública ordenados, sino un laberinto colapsado de casas, edificios, comercios, autos y motocicletas. Además, los servicios públicos de luz, agua y saneamiento son intermitentes. Al igual que Delhi y Mumbai en la India o Manila en Filipinas, la mayoría de la población vive hacinada en cinturones de miseria, y precisamente ahí es donde más se propagan enfermedades infecciosas y aumentan los niveles de delitos y contaminación del mismo entorno.

Sin duda, administrar ciudades de 30, 50 o 90 millones es un desafío enorme, y el principal reto para éstas será tener la capacidad de proveer vivienda digna, garantizar servicios públicos, desarrollar polos de emprendimiento y promover el ejercicio de los derechos y libertades de sus habitantes, al tiempo que se genera cohesión social y el sentido de comunidad en la población. De lo contrario, el resultado más esperado será el recrudecimiento de las desigualdades sociales y el aumento de la violencia, lo que podría generar migraciones masivas a países y ciudades más desarrolladas, pero también ser un caldo de cultivo propicio para la llegada al poder de líderes autoritarios o extremistas.

Hoy el mundo es mayoritariamente urbano y en unos cuantos lustros lo será aún más. Ante este escenario, mucho de lo que suceda en el futuro estará vinculado con las decisiones que se tomen en las ciudades, especialmente en las más grandes, ya que en ellas se concentran los servicios y las industrias. En las 600 ciudades más dinámicas del mundo actual, vive 23% de la población mundial y es donde se genera el 55% de la actividad económica, y en pocos años será más del 60 por ciento.

Además, los grandes centros urbanos compiten, al igual que los paísesen la economía mundial, por la atracción de inversiones y talento. Como se ha visto en los últimos años, las ciudades poco a poco empiezan a tomar más relevancia global y tratan de incidir en la arena internacional, pues al final esas decisiones globales afectan a losmillones de residentes de grandes urbes.

Los avances más grandiosos de la humanidad se han generado gracias a la cooperación y creatividad de seres humanos con diferentes formaciones, experiencias y expectativas de vida: ir a la Luna, desarrollar las computadoras o el Internet, descifrar la genética y nuevos avances en la medicina, realizar grandes construcciones que mejoran la calidad de vida de millones de personas diariamente.

Todos estos logros colectivos han tenido lugar en las ciudades, que son puntos muy bien conectados, donde hay una fuerte densidad poblacional y un alto número de interacciones entre humanos, lo que estimula la especialización productiva, la difusión de ideas y la mejora constante. En suma, son las urbes donde se han desarrollado la gran mayoría de las innovaciones que han generado la evolución del ser humano.

Por ello, el reto que tenemos ciudadanos y gobernantes es el de impulsar un balance entre el crecimiento demográfico y el desarrollo económico, donde sean la inclusión social, el ejercicio de derechos y la sustentabilidad, los ejes transversales que determinen las políticas urbanas del futuro.

La urbanización en automático no va a hacer de nuestro mundo un lugar mejor. Para que esto ocurra, se requiere de una mayor calidad y visión en la toma de decisiones de los gobernantes, que sean capaces de anticipar escenarios adversos y diseñar políticas públicas innovadoras para gestionar eficientemente los residuos, garantizar el consumo responsable del agua, construir infraestructura pública y de transporte que propicien una movilidad inteligente, desarrollar centros de aprendizaje bajo una óptica de educación flexible, atender y prevenir actividades delictivas usando la tecnología, y crear programas que permitan la inclusión de los migrantes, entre otros muchos retos. En todo este proceso se requiere del diálogo, cooperación y participación proactiva de toda la ciudadanía, donde exista plena sinergia entre el gobierno, los empresarios, la academia, las organizaciones civiles y la población en su conjunto.

Estamos ante un cambio de época donde muchas variables de interés público se están conjugando, por lo que resultará indispensable aprovechar de la mejor manera las herramientas disponibles para planear el futuro urbano sustentable. En esta ecuación, las ciudades se convertirán en el agente principal de transformación y en el espacio propicio para promover al máximo nuestro desarrollo personal, comunitario y nacional.

Ex secretario de Turismo

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