Uno de los avances en materia político-electoral que vivió este país en años recientes fue la posibilidad de que cualquier ciudadano pueda aspirar a un cargo de elección popular sin tener que contar con el respaldo de un partido político. Un derecho que fue incluido en las leyes mexicanas por una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero que además llegaba en el momento en que la ciudadanía comenzaba a mostrar el hartazgo hacia las actitudes y el estilo de vida que muestran los políticos.

En su primera aparición numerosa en un proceso electoral, en 2015, los candidatos independientes obtuvieron triunfos importantes: una gubernatura, alcaldías y asientos en legislaturas locales y en el Congreso de la Unión. En este 2018, por primera vez podrán aparecer en las boletas de la elección presidencial, en la de los comicios para elegir jefe de gobierno en la Ciudad de México y en la de senadores, entre otros cargos, aunque antes tendrán que reunir firmas que reflejen el apoyo de 1% del listado nominal de electores de la demarcación en la que desean participar.

Como participantes de un proceso electoral, se rigen bajo la normatividad que aplica para todos los aspirantes a cargos de elección popular… pero la mayoría la incumple.

EL UNIVERSAL informa hoy que nueve de los 12 aspirantes independientes a la jefatura de gobierno de la capital del país mantienen en la opacidad la información de sus ingresos y gastos correspondientes en la recolección de firmas ciudadanas. No son los únicos. A finales del año pasado, de los 286 aspirantes a una candidatura independiente, 231 (80%) no habían presentado ningún reporte al Instituto Nacional Electoral sobre gastos y erogaciones realizadas en sus actividades. La ley establece que si no entregan comprobantes de sus gastos, no podrán obtener el registro.

La poca transparencia no es el único problema de los independientes. El jueves pasado el INE dio a conocer también que investigará irregularidades en la obtención de firmas de los aspirantes independientes y un posible tráfico de datos del Listado Nominal de Electores o de credenciales de elector.

La mayoría de los aspirantes a candidaturas independientes perteneció a partidos, pero salió de ellos con el discurso de que ofrecería nuevas formas de hacer política. Por lo que se conoce hasta ahora, la sombra de la opacidad y de actos fraudulentos se cierne sobre una buena parte. Es una lástima que con apenas unos años de vigencia, estén dañando el valor de esa importante figura en la vida del país.

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