La crisis financiera que atraviesan el estado y la ciudad de Río de Janeiro amenaza los desfiles de las escuelas de samba durante el carnaval. El alcalde de Río, Marcelo Crivella, anunció que debido a la falta de recursos reducirá a la mitad los subsidios de 600 mil 500 dólares que anualmente se otorga a cada una de las 12 escuelas principales, las del Grupo Especial, que en febrero deslumbran en el Sambódromo y compiten con sus exuberantes cortejos.

El dinero recortado será destinado a invertir el doble en los jardines de infantes municipales.

La Liga Independiente de Escuelas de Samba (Liesa) advirtió que, sin esa ayuda financiera, los desfiles del carnaval se tendrán que suspender el próximo año. “Las escuelas llegaron a la conclusión de que, con esa reducción del 50% de la partida de apoyo para la preparación y producción, es inviable la presentación de las escuelas”, dijo el presidente de Liesa, Jorge Castanheira.

Es muy conocida la aversión de Crivella —un exobispo evangélico de la Iglesia Universal del Reino de Dios y excantante de gospel— por las celebraciones de esta fiesta caracterizada por la música, la lujuria, el descontrol y otros excesos.

Este año, después de haber asumido el poder, Crivella se negó a participar de la tradicional ceremonia de entrega de llaves de la ciudad al Rey Momo , acto que marca el inicio del carnaval, y se convirtió en el primer alcalde que en su primer año de gobierno no asistió al Sambódromo .

Las escuelas dejaron de lado sus históricas rivalidades y se unieron en su lucha contra este señor, que también adelantó que no habrá dinero oficial para el Desfile del Orgullo Gay en Copacabana.

Según RioTur, el ente municipal de turismo de Río, cada año llegan a la ciudad más de un millón de turistas que dejan unos mil millones de dólares en la economía local. La mayoría participa de las comparsas callejeras gratuitas, los blocos de rua, pero unas 145 mil personas pagan por los costosos boletos del Sambódromo para asistir a los desfiles de las escuelas del Grupo Especial.

Cada escola invierte más de un millón de dólares en carrozas, músicos y trajes. Además de los subsidios oficiales, se financian por la venta de entradas, participación de turistas en los desfiles, los derechos de transmisión por televisión, patrocinadores -empresas o países-, y, aunque no quieren reconocerlo públicamente, también por generosas donaciones de las mafias del juego ilegal, que manejan la famosa lotería clandestina del "jogo do bicho".

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