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Vivir cerca de la naturaleza, dedicarte a los deportes extremos y a la aventura es la fantasía de muchos. Pero cuando observas un video de Rafa Ortiz en lo alto de una catarata, a punto de que el torrente se lo lleve consigo y verlo caer a bordo de su kayak en posición vertical, te das cuenta por qué casi nadie puede hacerlo realidad. Él es una de las excepciones.

Lleva 16 años navegando en kayak y ha vivido cosas que pocos seres humanos logran. La caída de agua más alta que ha conquistado es Palouse Falls, mide 57 metros y se encuentra en el estado de Washington, a cuatro horas de Seattle. De hecho, él fue la segunda persona en el mundo en lanzarse desde la cima.

Ha recorrido el río Santo Domingo, en Chiapas, el descenso más escarpado del mundo.

Incluso protagoniza un documental, Chasing Niagara, sobre su intento por saltar desde las Cataratas del Niágara.

Sus inicios

Incursionó en las actividades de aventura a través del rafting, en Veracruz. Tenía solo 10 años. A los 14, sus padres le regalaron el primer kayak, que aprendió a usar de forma autodidacta. Aún no existían tutoriales en internet.

Lo más complicado no fue atreverse a conquistar los rápidos de un río, sino decidirse a hacer del kayak su profesión, ya que había estudiado ingeniería mecánica. “Lo que más me costó fue mandar todo a volar. Fue como aventar todo al vacío”, asegura. Fue la mejor decisión.

Sus recomendaciones

Veracruz es el primer lugar que Rafa menciona como destino básico para aprender kayak.

Ahí remó por primera vez, y lo considera una meca a nivel internacional para este deporte.

De octubre a enero, atletas de todo el mundo llegan para navegar sus ríos.

Chiapas es otro de sus favoritos. El río Santo Domingo, uno de los principales retos en su carrera, no es nada turístico, pero sugiere visitar sitios como las Cascadas de Agua Azul. Como indica su nombre, el color de las caídas de agua es uno de los mayores atractivos.

Oaxaca, Morelos y la Huasteca Potosina son otros de los destinos imprescindibles.

Al preguntarle si existe algún temor al momento de lanzarse desde una catarata, Rafa dice que la seguridad surge de la práctica constante.

No se enfrenta a precipicios de 50 metros todos los días, y tampoco comenzó así.

Se trata de empezar en un río tranquilo, y aumentar poco a poco el nivel.

Vive en Washington, y todos los días practica en un río cercano. No suele enfocarse en un siguiente reto, sino en pequeñas metas a corto plazo. Habría que analizar su particular definición de “pequeñas metas”.
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