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Jesús Zamudio ha sido “paño de lágrimas” y guía gastronómico en un mismo día y en menos de una hora. Otras veces ha tenido que lidiar con peticiones que atentan contra su ética como la compra de piezas arqueológicas originales o buscar compañía de una noche.

Ser el concierge de un hotel va más allá de atender las necesidades del huésped. Este personaje debe convertirse en amigo, cómplice y hacer que nuestra estancia sea algo inolvidable.

Con 17 años de experiencia, Jesús es un concierge “Llaves de Oro” del hotel Four Seasons, el prendedor de dos llaves cruzadas colocado en la solapa de su saco lo avala.

Este distintivo es otorgado por la Asociación Internacional Les Clefs d’Or pero, más que una condecoración, es un símbolo que distingue el trabajo de confianza y calidad.

Conseguir las “Llaves de Oro” no es fácil: además de presentar exámenes y tener cinco años de experiencia en el cargo, hay que conocer perfectamente la ciudad donde se reside, estar al día en nuevas aperturas de restaurantes, museos y, sobre todo, resolver problemas.

“Muchas veces, los huéspedes nos ven como si fuéramos el hada de los sueños”, dice Zambrano. En una ocasión, tuvo que conseguir de la noche a la mañana 20 boletos para la corrida del 50 aniversario de la Plaza de Toros.

Aunque la figura del concierge es muy común, pocos huéspedes saben aprovechar el servicio que, además, es gratuito. Ellos se encargan de reservarte la mesa de un restaurante; si tu equipaje no llegó, deja los datos y que ellos se entiendan con la aerolínea. ¿Quieres dar un tour fuera de serie? Ellos saben a qué touroperador llamar.

Parte de su labor también consiste en ser invitado por organizaciones turísticas para conocer sus productos y así recomendar a los huéspedes. Por ejemplo, Jesús conoce la caverna en forma de trébol que hay debajo de la Pirámide del Sol de Teotihuacán; también ha probado los menús de los mejores restaurantes de México antes de ser presentados al público.

No todo es perfecto, un concierge tiene un sueldo promedio de cinco mil pesos mensuales, éste se complementa con propinas, que no siempre suelen ser jugosas comparadas con la ardua labor que desempeñan.

El origen

La palabra concierge proviene del latín conservous, que significa “el guardián de los candiles” y era utilizada para referirse al encargado de complacer cada deseo de las visitas a los palacios reales europeos. Sin embargo, el término como tal apareció en Francia y fue utilizado por el Rey Luis XI para referirse a su personal de confianza.

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