De espíritu inmortal, Sor Juana Inés de la Cruz vive en las faldas de imponentes volcanes nevados, rodeada de bosque y pintorescos poblados en la Hacienda Panoaya.

El itinerario a seguir para encontrarla merece varios días en los pueblos de Nepantla, Ozumba, Amecameca, Tlalmanalco y Chalco, en el Estado de México, para descubrir templos y museos, el sazón de su cocina y practicar en la montaña.

Cerca de Amecameca la Hacienda Panoaya resguarda como un tesoro, la alegría de una niña llamada Juana de Asbaje que hasta los ochos años leía libros de su abuelo, escondida en la capilla de esta monumental propiedad que ilustra el reverso de billetes de 200 pesos.

Aquí, además de conocer un poco de la vida y obra de la Décima Musa de América, hay que divertirse en un día de campo, como niños que van a cometer una travesura, cautivados por la hermosura del Iztaccíhuatl y del Popocatépetl. 

El laberinto
En la hacienda hay un enorme laberinto diseñado en Dorset, Inglaterra, que puede recorrerse en 30 minutos, en una superficie de 5 mil metros cuadrados; una tirolesa alpina, una alberca semiolímpica y un lago con lanchas de pedales. 

Para aumentar la diversión de los niños, es posible alimentar avestruces, chivos, borregos, cabras, llamas y hasta un dromedario, y apapachar a los puerquitos vietnamitas. 

Sus museos
En el casco de la hacienda hay un pequeño museo dedicado a Sor Juana que muestra reproducciones de documentos y pinturas. Cuentan que se hizo monja porque estaba incapacitada para contraer matrimonio, pues no tenía dote, padre ni nombre con prestigio en la sociedad novohispana. Ingresó primero a la Orden de las Carmelitas Descalzas que observaba con rigor votos de pobreza, castidad y obediencia. Arrepentida y enferma, la abandonó para luego ingresar al Ex Convento de San Jerónimo a los 21 años, en 1669.

Por defender el derecho de la mujer a recibir educación recibió la desaprobación de muchos.

En el claustro de San Jerónimo vivió en una celda de dos pisos. Escribía, organizaba tertulias y tenía más de 4 mil libros que tuvo que vender, luego de que le prohibieran leer y escribir.
Sor Juana Inés de la Cruz, enfermó de peste y murió el 17 de abril de 1695.

Dentro de la propiedad, también vas a encontrar el Museo de los Volcanes, instalado en el antiguo granero. En él se muestran numerosas imágenes de volcanes de la República mexicana. 

Una vuelta por Tenango
Aprovecha y date una vuelta a Tenango del Aire. Desayuna en la panadería y restaurante El Pan de Tenango y saborea sin remordimiento las enchiladas gratinadas con cecina y los postres.

Con la pila cargada, descubre el Museo Casa de Madera, extraña construcción de tablones que resguarda una colección de objetos y muebles art deco, hasta la momia de un niño. 

Tiene un restaurante con servicio de buffet, saturado de vistosas máscaras, y una habitación con olor a antaño para dos personas. Sí eres valiente, puedes pasar ahí la noche por 300 pesos. 

Para seguir la pista de la Décima Musa, en Nepantla, el Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz te da la bienvenida para que conozcas el sitio dónde nació nuestra ilustre poeta.

Duerme en la hacienda
Un buen lugar para comer es El Castillo de los Venados. La especialidad de su comida tipo buffet son los medallones de venado con salsa gravy y el conejo Panoaya, adobado con tres chiles.

Puedes dormir en la hacienda, en una habitación con chimenea y vista a los volcanes, o acampar y bailar alrededor de una fogata bajo un cielo estrellado. La actividad está incluida en el costo de entrada. Debes traer tu tienda de campaña y venir preparado para el frío.

GUÍA DEL VIAJERO 
Hacienda Panoaya
Carretera Federal México-Cuautla Km 58, Amecameca. Tel. (597) 978 5050.
Web: 

Tenango del Aire
Revolución 2. Tel. (597) 982 5174. Panes y Pasteles de Tenango: Plaza de la Constitución 9, Centro. Tel. (597) 982 5072. 

Nepantla
Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz. Circuito Sur s/n. Tel. (597) 977 3038.

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