Carlos Carsolio acepta que el retiro deportivo fue una etapa triste. Pero tenía que avanzar en la búsqueda de una “nueva montaña”: la de inspirar a otros.

“Me retiré cuando venía el declive, te das cuenta físicamente, es muy triste porque no puedes mejorar. Hay que buscar en la vida otros espacios para seguir aprendiendo y los encontré con el parapente y la escultura”.

El también ingeniero civil por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se dice realizado deportivamente. Ahora la satisfacción la obtiene de plasmar su experiencia en el arte.

“Ligo conceptos estructurales con lo artístico. Soy escultor, mi montaña fue muy introspectiva, fue una búsqueda de conocimientos mediante la aventura, la exploración. Debes buscar otras actividades para seguir aprendiendo”.

Actualmente, Carsolio Larrea reside en la ciudad de Puebla, dirige un centro de desarrollo para empresas e imparte pláticas de superación en todo el país.

“Mi vida y algunas actividades, como el parapente, las costeo con mi trabajo, tengo mi centro de capacitación [empresarial], que desde el 92 ha capacitado a más de 72 mil ejecutivos, han sido exitosas mis conferencias”.

Escultor de altura. Al despejar el escritorio, Carlos revive el pasado con la escultura, talento que descubrió desde niño para solventar sus inicios como alpinista. Hoy, su firma marca una serie de esculturas vivenciales en el Parque Estatal Flor del Bosque, en Puebla.

“Vengo de familia clase media, no nos faltaba, pero tampoco sobraba, si querías hacer alpinismo tenías que ganártelo. Desde pequeño, curiosamente, estaba ligado al arte para generar mis primeros ingresos. Yo hice piñatas escultóricas a la medida del cliente, generaba ciertos ingresos para comprar mi equipo, mis papás, también alpinistas, me ayudaban con algunos gastos. Yo hacía llaveros artísticos en la secundaria, conforme crecí, fabriqué cosas más serias que vendí en el extranjero”.

Tan apegado quedó con la naturaleza y el peligro, que frecuentemente revive sus aventuras y miedos con la almohada.

“Recuerdo mucho la montaña tanto de día como en los sueños, luego me regreso a esos momentos intensos. Extraño el estado de trance más profundo con la montaña”, apunta, con su consigna: “La montaña más alta está dentro de ti”.

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