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“Cuando me dijeron que yo gané el oro, corrí feliz por mis medallas”, relata en charla telefónica desde Italia con EL UNIVERSAL Bárbara Wetzel, quien al participar en los Juegos de la Trisomía 2016, se coronó con tres preseas aureas, en piso, salto y viga, además se colgó dos de plata en barras y all around.

Es 18 de julio, el reloj marca las doce horas en Italia; Bibi, como le gusta que le digan, porta con orgullo un leotardo azul. De fondo se escucha una melodía del famoso musical Mary Poppins y de pronto la gimnasta inicia su rutina de piso, se le nota entusiasmada, muy segura de sí misma. Horas después la pequeña subiría al podio para colgarse la medalla de oro por esta rutina.

Lo que el público no sabe es que de todas las categorías, su favorita era precisamente la de piso, “me gusta mucho, porque la música es hermosa, me gusta bailar y durante la competencia estuve muy segura” relata Bárbara, un día después.

Para Bibi, no fue fácil llegar a esta justa deportiva. Luego de proclamarse campeona en noviembre pasado sus padres quedaron endeudados y al enterarse que en 2016 la pequeña debía refrendar su título buscaron apoyo de la Federación Mexicana de Deportistas Especiales, sin embargo por cuestiones de tiempo la ayuda no llegó.

Con la finalidad de que Bárbara cumpliera su sueño, sus padres lanzaron en redes sociales el “reto de los 240 mil” pidiendo a la ciudadanía se sumara a la causa de la joven gimnasta.

Luego de que este diario publicará la nota del “boteo” que realizaba Bibi para llegar a Italia, la Conade buscó a Mónica Aguilar, madre de la pequeña, para ofrecer su apoyo.

Por la premura, el organismo gubernamental no pudo facturar todos los gastos, será en días próximos cuando lo haga, aunque los boletos de avión ya no se incluyeron.

Está previsto que los atletas que participaron en Florencia vuelvan a México el próximo viernes.

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