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A la actual generación de seleccionados nacionales se le denominó como “dorada”. Son campeones del mundo Sub-17 (2005) y olímpicos (2012), además de contar con otros jugadores con prestigio europeo como Javier Chicharito Hernández y Andrés Guardado.

Pero esta camada acumula fracasos a nivel absoluto, pese a que estaba llamada a ser la que cambiaría la historia del balompié mexicano a nivel mundial. Sólo ha conquistado dos veces la Copa Oro (2011 y 2015) y cuando enfrentó retos de talla internacional resultó humillada.

Los jugadores del vigente tricolor fallaron al momento de acceder al quinto partido mundialista en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. A esta última justa llegaron vía el repechaje contra Nueva Zelanda, tras una eliminatoria paupérrima.

A esto se suma una eliminación dolorosa en la Copa América Centenario, tras caer en cuartos de final ante Chile 0-7.

En la Copa Confederaciones 2013 México fue incapaz de superar la ronda de grupos. El jueves pasado, en la edición 2017, terminó fuera de la posibilidad de campeonar, al perder por un contundente 4-1 frente a una selección de Alemania alternativa en la fase de semifinales.

“Ésta [frente a los teutones] era una oportunidad importante para esta generación que es muy buena en lo individual, pero les ha costado ser un buen equipo”, lamenta Francisco Kikín Fonseca, ex delantero mundialista mexicano en 2006.

“Ha quedado a deber en ser un gran conjunto. En lo individual, no tengo duda alguna que es de lo mejor que ha habido, por los equipos en donde están y lo que hacen, pero para dejar huella, necesitas tener un juego colectivo vistoso”, concluye.

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