Para que no se repitan las actitudes violentas del torneo pasado, la Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Futbol decidió endurecer las sanciones. La principal fue que “cualquier acción violenta en contra de un oficial (árbitro) será sancionada con un año de suspensión, con esto se quiere cortar la polémica que se vivió en el Clausura 2017 con los casos de Enrique Triverio y Pablo Aguilar que le costó a la Liga una fecha de paro, por la rebelión arbitral. De igual forma se anunció que la conducta violenta contra un adversario se podrá castigar de uno a 15 juegos. Jaguares tendrá que cumplir con su partido de veto, en el Ascenso.

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