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Han pasado casi tres años desde que se aprobaron las reformas a la Ley de Cultura Física y Deporte con las que se tipificó el delito de “violencia” en los estadios, pero las imágenes de trifulcas sobre las gradas no terminan. Para muestra, lo sucedido el viernes en el cotejo entre el Veracruz y los Tigres. Genuina letra muerta.

Y todo seguirá de la misma forma hasta que no se obligue a los clubes a desembolsar cantidades en pro de dispositivos de seguridad más efectivos, según opina el abogado penalista Gabriel Regino.

“Mientras no se le pegue en los bolsillos a los equipos de futbol, la ley antiviolencia seguirá siendo una letra muerta y la violencia en los estadios una constante”, sentencia el ex subsecretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, vía telefónica. “[Debemos] recordar que la ley de prevención de la violencia ha quedado bastante corta en su objetivo y no ha habido, por parte de la Federación Mexicana de Futbol y los dueños de los equipos, mucho menos por las autoridades, un interés que se traduzca en un ejercicio constante de prevención de la violencia”.

“De esto venimos hablando desde hace 10 años o más y desafortunadamente las autoridades gubernamentales dejan de lado esta circunstancia, la cual se encuentra en una especie de limbo, porque dicen que es un espectáculo privado. Son equipos de empresas privadas, aunque arrastren al público a los estadios”.

Por lo que considera necesario obligar a los clubes, o incluso la propia FMF, a invertir en la capacitación de elementos que estén verdaderamente preparados para controlar a personas violentas.

“Mientras no haya una exigencia impositiva; es decir, mientras los equipos de futbol, la Federación Mexicana, no esté sometida a un régimen fiscal que le exija el pago de impuestos y contribuciones especiales que permitan a los estados donde llevan a cabo sus eventos recuperar u obtener ingresos para disponer de la gran cantidad de elementos policiales que, desgraciadamente, se requieren para controlar multitudes, vamos a seguir padeciendo de este grave fenómeno”, advierte. “Mientras las fiscalías no hagan investigaciones contra los líderes de las porras, para que sean judicializados, se les imponga la prohibición de acudir a estadios, vamos a seguir padeciendo lo mismo”.

“Hay que tomar en cuenta que ni siquiera existe esto que hace 14 años propusimos: la credencialización de la gente que ingresa a los estadios. Se ha dicho mucho y no se ha hecho algo. Si no hay este sistema fiscal de la Federación Mexicana de Futbol, para que pague impuestos a los gobiernos de estados y si éstos no crean inteligencia para prevenir este tipo de incidentes, si sus policías no están capacitados para controlar multitudes, no sé para qué permiten la realización de este tipo de espectáculos, porque el día de mañana otra vez vamos a tener muertos”.

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