El Real Madrid respondió hoy a la presión de Barcelona y Atlético en la Liga española de fútbol con una trabajada victoria 2-0 en la cancha del exigente Eibar en la décimo tercera fecha.

En un partido muy igualado, el gol anotado por el galés Gareth Bale a tres minutos para el descanso y el penal convertido por el portugués Cristiano Ronaldo en el 82' supusieron tres puntos de oro para los blancos, que devolvieron a seis su distancia respecto al Barcelona, líder del torneo español.

Tras caer estrepitosamente en la pasada fecha frente a los azulgrana, el regreso a la Liga del equipo dirigido por Rafael Benítez no fue en absoluto plácido. La clasificación señalaba nueve puntos de desventaja respecto a los vigentes campeones y cinco respecto al Atlético de Madrid y, por tanto, la necesidad casi imperiosa de una victoria.

La logró el Real Madrid, pero con demasiado sufrimiento y un juego que siguió sin convencer a nadie.

Tanto fue así que el gol de ventaja con el que el Real Madrid encaró la pausa fue un premio demasiado generoso para los blancos y un castigo excesivo para el Eibar, que no le perdió la cara en ningún momento.

Mendilíbar avanzó su defensa hasta casi el mediocampo y el partido se jugó durante muchos minutos en 30 metros de cancha, dadas las tremendas dificultades de los blancos para salir con la pelota jugada.

Benítez, que en la previa había reconocido la necesidad de cambiar algunas cosas para enderezar el rumbo tras la estrepitosa caída ante el Barcelona, dio entrada al colombiano James Rodríguez en el lugar del francés Karim Benzema y al croata Mateo Kovacic, en el del brasileño Casemiro.

Kovacic apenas aportó en un mediocampo en el que sólo Luka Modric se salvó de una mala actuación que retrató especialmente al alemán Toni Kroos.

James, en cambio, pareció el atacante más lúcido de un Real Madrid que sigue sin tener claro a qué juega y que echa en falta la pegada de Cristiano Ronaldo.

El portugués ha perdido gol y hasta capacidad intimidatoria. Asier Riesgo no se venció ante el astro del Real Madrid cuando, al cuarto de hora de partido, lo encaró en un uno contra uno que el arquero del Eibar tapó perfectamente.

Hasta que, en el minuto 42, Bale cabeceó a gol la rosca que le lanzó Modric a la salida de un córner, ese mano a mano de Cristiano Ronaldo había sido la única ocasión clara de los dirigidos por Benítez.

La estrella lusa dio síntomas de clara incomodidad, igual que el brasileño Danilo, que no acabó de encontrarse en lateral izquierdo.

Muy seguro en defensa hasta que encajó en una jugada de estrategia, el Eibar tuvo, en cambio, un pobre bagaje ofensivo. Sergi Enrich se movió mucho, pero a menudo cayó en el fuera de juego. Y el japonés Takashi Inui apenas conectó un par de tiros bien atajados por Keylor Navas.

El arquero costarricense del Real Madrid no tuvo mucho más trabajo en el segundo acto y, cuando lo tuvo, de nuevo lo resolvió bien.

Con el marcador a favor y el Eibar desgastado, el dominio del juego pasó a ser blanco. Sin una clara superioridad ni otros elementos que hicieran pensar en una reconstrucción del equipo después del descalabro ante el Barcelona.

La complicidad que Cristiano y Bale habían esbozado el miércoles en la Liga de Campeones europea ante el Shakhtar Donets no pareció tener mayor continuidad.

El astro portugués liberó parte de su frustración al convertir en los minutos finales del partido un penal discutido cometido sobre Álvaro Vázquez. El delantero español había sustituido a James que, un partido más, no completó los 90 minutos. Tampoco lo hizo Carvajal, que abandonó la cancha lesionado a cinco minutos para la conclusión.

Cristiano, que había reclamado antes un penal, había fallado antes un par de ocasiones claras, de las que solía anotar.

El triunfo, en cualquier caso, dio un respiro al Real Madrid, que se mantuvo en la tercera posición de la Liga, a seis puntos de distancia del Barcelona y a dos del Atlético.

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