Cuando se está desesperado por desayunar y se está harto de hamburguesas, hot dogs y cafecito que te hace ver intelectual, brilla una luz en el horizonte. Ahí, en la esquina de Rossevelt y Taylor, como si fuera la de Loreto Favela con la 412 se deja venir el olor, el aroma, el sonido de la masa aplastándose y friéndose con el aceite.

Sí, en pleno Chicago, Illinois, hay un puesto de quesadillas, tlacoyos, tacos y tortas.

La idea es de Damián, aunque a él le gusta que le digan "Deimon". "Nací aquí,  pero mi mamá me contaba de los puestos de quesadillas que había en su pueblo, La Piedad, Michoacán. Ella tenía uno con mis tías. Cuando me di cuenta, ya me hice de una franquicia".

Las quesadillas La Piedad, en honor al pueblo de su madre, tienen el mismo estilo de las quesadillas de México. La diferencia es que el comal es moderno, y lo combina vendiendo aguas frescas de limón, jamaica y horchata que nunca pueden faltar.

Pero Damián o "Deimon" ya sólo es jefe. Contrató para hacerlas a doña Esperanza y su hijo Gabriel. Ambos vienen del DF, ambos pasaron la frontera en Houston pero encontraron refugio en Chicago.

Después de trabajar en diferentes casas, cuidando niños la mamá y lavando coches el hijo, Damián los acogió y les dio trabajo.

Así Gabriel recuerda su infancia en la Guerrero, recuerda como los días pasaban entre cascaritas con los cuates y ayudar a mamá con los refrescos en la noche, en aquella esquina donde también vendían "quecas".

Por eso cuando ve pasar el camión de la Selección Mexicana que entrenó a pocos metros de ahí, ya que el miércoles debuta en la Copa Oro 2015, los recuerdos vuelven a la mente. Quiere correr y jugar como cuando era niño, pero ya es un hombre que se hace cargo de las aguas de limón, jamaica y horchata en una esquina de la lejana Chicago.

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