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Tuxtla Gutiérrez.— Miguel Herrera, técnico nacional, lo ha dicho en repetidas ocasiones, “la Selección que va a Copa América no es un equipo B, es un cuadro competitivo que va a plantar ganar, y a tratar de ganar la Copa”.

Sus jugadores lo respaldan... “No le vamos a quedar mal”, dice Raúl Jiménez. La primera prueba para afrontar el torneo a desarrollarse en Santiago de Chile, comienza hoy frente a Guatemala. La Selección arranca el pleriplo que la llevará a Lima, Perú, para un primer amistoso contra la selección local, a Sao Paulo, Brasil, para jugar ante la verdeamarela y aterrizar en Santiago, donde afrontará el torneo de futbol más antiguo del mundo.

“Es un certamen que nos puede ayudar a todos para mostrarnos, y crecer futbolísticamente”, dice el delantero.

Pero más allá de que los ojos futbolísticos sean puestos en algunos jugadores, “lo importante es el equipo”, agrega el atacante. “Esta Selección, como dice Miguel, está armada para llegar a la final”.

Las palabras del ‘Piojo’ no son una losa para los convocados, “eso habla de que nos tiene confianza”.

El rival será Guatemala. El equipo chapín llega como emergente después de que Senegal no pudo venir por problemas de visa de algunos jugadores.

La historia entre Guatemala y México es muy especial. Además de ser los vecinos del sur, los centroamericanos fueron el primer rival internacional que tuvo el Tri en su historia. El juego se disputó en 1923 y los verdes, en ese entonces guindas, ganaron 3-2.

Históricamente hay 31 enfrentamientos con 20 victorias para México, siete empates y cuatro derrotas. El más reciente, en la Copa de Oro 2011; se ganó 2-1. En lo particular, Jiménez quiere jugar. Su año futbolístico con el Atlético de Madrid fue menos que alentador al estar en la cancha apenas unos minutos. Hoy, lo que desea es sentir el balón y gritar gol. “Es bueno tener actividad después de lo que me pasó”, afirma.

“No jugué mucho —acepta—, pero no dejas de aprender, así sean entrenamientos o partidos”.

—¿Cómo calificarías tu primer año en España?

—De aprendizaje, de adaptarme al futbol europeo. Es es un balance positivo— responde.

Al final, nadie le dijo que sería sencillo, “claro, sabía que iba a picar piedra. Nadie me dijo que iba a jugar todos los minutos. Es un riesgo que acepté”.

No se desespera, “no me gana la impaciencia. Cuando no juegas te sientes extraño, pero uno trabaja al 100% y eso te deja satisfecho”.

El chip rojiblanco lo deja de lado, hoy se pone la verde, una verde que viajará mucho, pero antes que nada tiene que afrontar lo primero y lo primero es Guatemala. Un pequeño paso de un largo camino.

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