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A 3 mil 200 metros de altura. Apartado de las tentaciones nocturnas. Respirando la esencia de campeones mundiales, Julio César Chávez Jr. realizará un mes de preparación en el Centro Ceremonial Otomí. Antes, el pugilista sinaloense arribará a la Ciudad de México para comenzar la gira promocional el próximo lunes en las instalaciones de Televisión Azteca.

Tras desempacar del tour de medios que incluye visitas la próxima semana a tres ciudades de Estados Unidos: Nueva York, Houston y Los Ángeles, Chávez Jr. arribará el 1 o 2 de marzo a Temoaya, Estado de México, para para enclaustrarse durante 30 días. En el mismo sitio donde su padre forjó la disciplina y coraje que lo llevaron a ser tres vecesmonarca en diferentes categorías, el Junior tratará de encontrarse con su espíritu de antaño y lograr la preparación que lo respalde para el pleito del 6 de mayo contra Saúl “Canelo” Álvarez.

Al terminar el mes en la montaña mexiquense, el ex campeón mediano del CMB se dirigirá a su natal Culiacán para delinear la estrategia por otro mes y trasladarse a Las Vegas, sede de la velada que protagonizarán los dos mexicanos más mediáticos de la actualidad en el boxeo. A pesar de que su entrenador, Ignacio Beristáin, cree que el Centro Ceremonial Otomí no es un sitio confortable y llegará a ser incómodo para Chávez Carrasco, confía en que el peleador de 31 años se disciplinará durante el mes de trabajo en la altura de Temoaya. “El 1 o 2 de marzo llegamos al Otomí. Yo regreso de Inglaterra el domingo 26 de febrero y esperaría un par de días para irme con Julio [Chávez Jr]”, declaró el experimentado entrenador.

Beristáin reconoce que no ha estado más de 10 días en el Otomí en toda su carrera, por lo que le pedirá al Jr. que rente una casa o departamento en Toluca, para hacer más cómoda la estancia. “Yo nunca he estado de lleno ahí [Otomí]. Hace 10 años pasé algunos días con Guty Estrada hijo, pero ahora tengo que estar con Julio”, apuntó don Nacho. En el mes que estarán en la montaña y los otros 30 días en Culiacán, Beristáin espera que su nuevo pupilo se encuentre a sí mismo y respete al boxeo, pues el deporte no premia sin sacrificio. “Yo quiero que Julio encuentre su vocación. El boxeo no regala nada a nadie. Él es un buen peleador y tiene que dejar la dolce vita [dulce vida], a un lado. Es muy joven todavía [31 años], y cuando se retire puede ir a divertirse todo lo que quiera”.

Con la oportunidad que le dio “Canelo” y el pasado de Chávez junior, para Beristáin el “Hijo de la Leyenda” tiene mucho más que ganar que perder. Pero quiere quitar ese pensamiento, pues le parece conformista. “Vamos a tratar de erradicar el que Julio piense que tiene mucho más que ganar que perder. Su carrera aún no está terminada. Hay que trabajar con la mentalidad y la ilusión de que va ganar”.

Para que la leyenda siga en pie, don Nacho dejará de lado los entrenamientos nocturnos que acostumbró “El Hijo de la leyenda”, en varias de las preparaciones que realizó. Beristáin confía en que Julio no tenga problemas con el peso y descartó que la pelea pactada con el tapatío en 164.5 libras sea debilitante para su nuevo alumno.

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