Santiago de Chile.— El partido comenzaba a morirse. Tensión en la tribuna, laberinto uruguayo que no lograba descifrar Chile, hasta que vino un disparo a la red de Mauricio Isla.

El balón fue a gol, directo a los corazones de los chilenos que no cabían en sí de la emoción (80’). Triunfo por la mínima, pero al final pone a los anfitriones de la Copa América en las semifinales, a la espera de Bolivia o Perú, que juegan hoy.

El estadio Nacional se cimbró. Estalló una nación futbolera que con esa solitaria anotación del mediocampista; cree más que nunca en que su selección puede gobernar el continente por primera vez en la historia.

Partido que terminó con empujones, algunos golpes, dimes y diretes. Así culminó el primer triunfo de La Roja sobre Uruguay en Copa América desde la edición de 1983.

Vencer a una combativa Uruguay resultó toda una gesta. Edinson Cavani, más ausente del partido por los problemas de su padre, terminó expulsado del encuentro.

Una doble amarilla, primero por reclamar y luego por una agresión, complicó a la Celeste, que terminó el partido enfurecida, haciendo gala de su garra y desbordada en frustración.

Jorge Fucile también vio la roja y los uruguayos se quedaron con nueve. Mientras, la selección de Chile disfrutaba del pase. Su gente brincaba y bailaba en las gradas del coso, extasiada por vencer al campeón de la última edición de la Copa América.

El primer tiempo terminó con preocupación en el bando chileno por la condición de Arturo Vidal, quien recibió un golpe en una rodilla justo antes del silbatazo y no entró a la cancha para los dos últimos minutos. El mediocampista de la Juventus caminó cojeando hasta los camerinos.

Chile dominó ampliamente la posesión de la pelota y tuvo las mejores llegadas, aunque no inquietó mucho al arquero uruguayo Fernando Muslera.

La banda derecha fue una autopista para el lateral chileno Mauricio Isla, el volante Jorge Valdivia y el delantero Eduardo Vargas. A los ocho minutos, los tres se asociaron para una jugada que terminó en una volea de Vargas que salió por encima del travesaño.

El partido se ensució en los últimos 20 minutos del primer tiempo, con mucha pierna fuerte de parte y parte, lo que terminó en amonestaciones para Valdivia, Isla y los uruguayos Edinson Cavani y Jorge Fucile.

Valdivia mandó un centro a los 33’, que Alexis Sánchez cabeceó de palomita y fue desviado por un defensor. Poco después, Vidal probó con un bombazo desde afuera del área que Muslera rechazó con los puños.

Cuando el árbitro Sandro Ricci estaba a punto de pitar la conclusión del primer tiempo, Vidal recibió un golpe en la rodilla derecha al buscar una pelota dividida.

Para la segunda mitad, el partido se terminó por enredar aún más de lo que estaba. El empate sin anotaciones dejaba el margen de error reducido a nada. Cualquier pifia podría decantar el duelo hacia cualquier bando.

Todo cambió en el 62’, con la expulsión de Edinson. Con un hombre menos y más de una hora de esfuerzo, los espacios aparecieron de inmediato.

Mayor dominio chileno, pero los uruguayos siempre con el peligro latente aún sin Cavani.

Los charrúas aprovecharon que Chile comenzó a dejar huecos atrás en su afán de conseguir el boleto. Los contragolpes celestes no se hicieron esperar y por poco provocan al sorpresa en el Nacional.

Pero vino Isla, con una jugada atropellada en el que el balón le quedó al borde del área. Dio un zapatazo que se incrustó en la portería.

Chile estalló en júbilo. Las semifinales le esperan.

Redacción y agencias

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