Munich.— A pesar de que la serie estaba liquidada desde el juego de ida, había que darle la última palada al Bayern Munich, y Neymar ayudó al Barcelona a lograrlo.

Una gran actuación del astro brasileño cortó de tajo el intento de milagro de los dirigidos por Josep Guardiola. Bayern ganó 3-2, pero llegó con una desventaja de 3-0. El global: 5-3, y así los culés jugarán en Berlín —el 6 de junio— su octava final de la Liga de Campeones, esperando a Real Madrid o Juventus, que este día resuelven su serie en el Santiago Bernabéu.

Bayern se adelantó 1-0, pero Barcelona acabó siendo letal con su nueva arma, el contragolpe, con la cual puso un 1-2 en el tanteador y neutralizó el choque hasta que finalizó la primera parte. Ambos de Neymar Jr.

Así que sólo era cuestión de tiempo.

Si no es el mejor contragolpe del mundo, como afirmó con rotundidad Josep Guardiola, el Barça sí que puede presumir esta temporada de ser un conjunto con una velocidad endiablada que, a diferencia de otros años, es capaz de plantarse en el área rival en un santiamén y, además, marcar gol.

Así fue como el Barcelona neutralizó el primer tanto de Benatia, quien elevó el ambiente del Allianz como si fuera una caldera. Pero en una acción rápida en el minuto 15 y otra en el 29’, Neymar dejó sentenciada la eliminatoria con dos tantos.

Mucho antes de que el Barcelona desinflara el ambiente con el segundo tanto, el Bayern, además de marcar un gol, pudo haber anotado algunos más, de no ser por Ter Stegen.

En la segunda parte, el Bayern hizo buena la máxima de Guardiola en la previa de defender primero y buscar algol en ataque. El equipo alemán salió a mover el balón, a no precipitarse y evitar que el Barcelona hiciese más daño con algún contragolpe en un 11 en el que Suárez se quedó en el vestuario y saltó al campo Pedro.

A pesar de que el partido había caído en un tono espeso, en el que parecía que los dos equipos daban por buena la eliminatoria, un balón sin más en la frontal cayó en los pies de Lewandowski, a los 52’, que recortó bien a Mascherano y empató el partido a dos.

El Barcelona renunció a sus esencias. Müller, en un latigazo, puso el 3-2 a los 87’, demasiado tarde. El tiempo se echó encima del Bayern y el Barça, muy a gusto, caminó a la final.

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