En psicología, el complejo de Napoleón es una supuesta condición que provoca inseguridades y mayor agresividad en la gente con una estatura menor a la promedio. Para Paola Quintero (directora de la marca) y Patricio Campillo (head designer) esto significó un punto de partida para la creación de una nueva línea de moda nacional.

"Utilizamos parte del personaje histórico y su relación con el concepto de belleza. Luego nos enfocamos en la búsqueda del empoderamiento y la conquista", explicó Quintero, quien para el debut de Napoleón ofrece una selección de looks que, a pesar de jugar con las proporciones, pueden integrarse al guardarropa de la vida cotidiana.


Tácticas creativas.


Como sucede con muchos proyectos de éxito, Napoleón se ejecutó por una combinación de una idea original, un equipo bien calibrado y un timing adecuado: la idea surgió en 2015 con Quintero y Dalia Pallares, coeditora gráfica de Elle, quienes concibieron una línea con básicos que pudieran llevarse del día a la noche con un simple cambio de accesorios.

Sin embargo, con el fichaje de Quintero en Harper’s Bazaar, Napoleón entró en una pausa de varios meses. Mientras tanto, la editora realizó múltiples notas mentales sobre las necesidades que tenía su proyecto para ejecutarse de manera correcta. Recordó que muchas firmas cuentan con un head designer, quien tiene la experiencia y visión necesarias para crear colecciones que de manera simultánea integren tendencias y mantengan la identidad de la casa.

Luego de su salida de Bazaar, Quintero se enfocó en encontrar a una persona con esas características. La persona correcta para ella era Patricio Campillo. A pesar de su juventud, el creativo contaba ya con una amplia experiencia para ejecutar conceptos de diseño.

En 2014 colaboró con Lorena Saravia en una línea masculina y posteriormente fundó The Pack, propuesta de menswear que fue bien recibida por la prensa nacional. “Conocí a Patricio y al instante supimos que de alguna manera u otra trabajaríamos juntos”, afirmó Quintero.

Ambos comparten amigos y gustos similares en materia de diseño. Y lo más importante, Campillo estaba capacitado para transformar los patrones y las ideas de Quintero en una colección totalmente funcional.

El resultado de esta alianza es una línea de 29 piezas en materiales como popelina, cuero, fibras sintéticas y gabardina, las cuales están basadas en clásicos como camisas y bodysuits pero tienen siempre un detalle extra.

La camisa, por ejemplo, tiene los hombros descubiertos y puede llevarse bajo un blazer a la oficina o combinarse con una minifalda para un coctel. Otras piezas tienen ribetes contrastantes o color blocking, pero mantienen su promesa de complementar la identidad de la mujer a la que se dirigen. “Nuestro objetivo es otorgar una mayor libertad a quien usa nuestras prendas”, expresó Quintero.

Napoleón es, sin duda, un ejemplo de que emprender con una meta clara da buenos resultados. La dupla creativa de Quintero y Campillo resume mucho de lo que nos espera ver con esta marca, que promete ser una de las firmas emergentes destacadas durante este año, por su calidad, diseño y hechura.

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