La fama suele ser un problema para las personas tímidas. En el caso de Grace Coddington, el reconocimiento internacional llegó luego de cuatro décadas de trabajo, gracias al documental The September Issue (2009), mismo que retrata su trabajo como directora creativa de Vogue. Dejar de ser una figura de culto para transformarse en una estrella de la moda  ha sido un proceso que ha implicado cambios en su vida, pues recientemente anunció que dejaría su puesto en la revista para enfocarse en conferencias y otros proyectos externos.

Aunque quizá hay quienes considerarían que dar personalmente los últimos toques al estilismo de un atuendo sería indigno para una editora de su talla, Coddington frecuentemente ha sido vista arreglando dobladillos y cuidando el bienestar de sus modelos. En una generación en la que los editores de moda se comportan como celebridades, ella destaca por su sencillez. “Aunque mi puesto en la revista diga lo contrario, no me considero creativa en otra cosa que no sea moda. Si tuviera que describir el puesto, diría, simplemente, que soy una stylist”, escribió en Grace: A Memoir (2012).

De los sueños a la fama

La carrera de Coddington lleva más de medio siglo y ha sido dominada por la fantasía. En 1959, abandonó su natal Gales y unos meses después ganó la categoría juvenil de un concurso de modelaje en la edición británica de Vogue. Su carrera como modelo duró ocho años y fue interrumpida  por su recuperación tras un accidente automovilístico y por un aborto. Sin embargo, y a diferencia de muchas de sus contemporáneas, Grace decidió seguir trabajando en moda; esta vez como editora de las ediciones británica y estadounidense de Vogue.

Durante años, algunas de sus imágenes más memorables, como la sesión inspirada en Alicia en el País de las Maravillas (2003), fascinaron a los lectores. Sin embargo, pasarían décadas antes de que creciera su fama. La oportunidad vino de la mano del documental The September Issue, en el que quedaron de manifiesto algunos de sus procesos creativos y sus enfrentamientos con Anna Wintour, editora en jefe de la revista desde 1988, por la publicación de una fotografía. “A mí me preocupa agradarle hasta al cartero. Probablemente ésa es mi debilidad, pero no la de Anna”, escribió Coddington en su autobiografía.

Las disputas con Wintour convirtieron a la pelirroja en un símbolo de libertad creativa, llevándose su anonimidad en el proceso. Sin embargo, trajeron nuevas posibilidades, como la publicación de sus memorias. No obstante, afirmó que convertirse en directora creativa at-large es una mejor alternativa para manejar su carrera. “Es simplemente otro enfoque”, declaró en un comunicado de prensa.

Lo que piensa Grace Coddington, directora creativa de Vogue: “Mi trabajo es crear imágenes para que la gente sueñe como yo lo hacía”.

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