“La ropa para niños debe reunir, principalmente, tres cualidades: ser divertida, cómoda y muy durable”, apunta la coordinadora de moda Anamargara Rodríguez. Aun cuando esta regla aplica para cualquier estación, el verano exige que se siga al pie de la letra, para permitir a los pequeños disfrutar las tardes junto a los amigos o  las vacaciones en la playa con la familia.
Para la temporada de calor, predominan los atuendos elaborados con tejidos ligeros, como el algodón y el lino, además de una paleta de color definida por matices encendidos: verde, rosa, naranja, amarillo y azul. Los estampados –de flores, frutas, animales o de mensajes– dotan de diversión y originalidad su outfit.

Comodidad: el mejor aliado. Los shorts, ya sea en mezclilla o algodón, son una de las piezas protagonistas para las pequeñas, que pueden acompañar de tops sin mangas y con una impresión lúdica. El clásico vestido se presenta hoy en líneas relajadas y con patrones florales, para salir a un restaurante con la familia. Quienes visiten el mar, deben llevar en la maleta un bañador en un color vivo, así como un par de sandalias planas y un sombrero para protegerse del sol.

Para los niños,  la ecuación de jeans y playera (ya sea estampada, polo o sin mangas) continúa siendo una de las favoritas, gracias a su frescura y versatilidad. En las salidas a destinos de playa, un traje de baño estampado,  shorts  en una tonalidad alegre, camisetas  con dibujos o mensajes y unos tenis de lona son buenos aliados.

Actualmente, ¡y por fortuna!, cada vez son menos los padres que eligen las prendas que sus hijos  llevarán  a diario; no sólo les otorgan mayor libertad a los pequeños, sino que éstos ejercen su derecho a seleccionar qué piezas ponerse o en qué color comprarlas. Especialistas de moda apuntan que este ejercicio no únicamente  les ayuda a expresarse y aprender a vestirse, sino también a forjar su propio estilo.

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