Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizan una intervención en los restos de los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, quienes son considerados los primeros márties de la Revolución Mexicana.

Los tres hermanos vivían en Puebla y su participación política fue trascendental en el apoyo al candidato antirreleccionista Francisco I. Madero, opositor a Porfirio Díaz.

En el inmueble ubicado en la calle de Santa Clara número 4, en la ciudad de Puebla, la familia ocultó armamento que sería utilizado para impulsar la causa revolucionaria. Sin embargo, la noche del 18 de noviembre de 1910 la policía encontró las herramientas y comenzó una trifulca.

Tanto la familia Serdán como gente del pueblo enfrentaron a las autoridades con las armas que tenían. Máximo falleció ese día, Aquiles fue acribillado un día después y Carmen fue llevada a prisión. Este episodio motivó levantamientos en otros puntos de la República.

Memorias de aquella pelea guarda todavía la casa en Puebla donde se guardó el armamento clandestino y el sitio dejó de ser un domicilio para convertirse en un museo para honrar a los hermanos Serdán y que guarda la memoria histórica del país; sin embargo también será la última morada de los restos de la familia que encendió la mecha de la Revolución Mexicana.

Pasaron más de 100 años y los esqueletos de los hermanos son fueron sometidos a un proceso de análisis, restauración y conservación por los trabajadores del INAH.

Las urnas fueron embaladas, trasladadas y custodiadas por restauradoras del INAH, personal del Ayuntamiento de Puebla y por el ejército mexicano desde el Mausoleo de los Hermanos Serdán.

El esqueleto de Aquiles Serdán es el que se encuentra en condiciones más desfavorables de conservación, pero el de Máximo es el que está en mejor estado se encuentra. El de Carmen está estable, pero es frágil porque murió a una edad avanzada.

nrv

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