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La Biblioteca Digital Mexicana es una boutique, un escaparate, una exposición puntualmente curada que exhibe lo más rico y menos conocido de los más importantes patrimonios documentales que resguardan archivos y bibliotecas de México, incluso alberga materiales de algunos recintos de Estados Unidos y España.
Durante 2010, año de su nacimiento, la Biblioteca Digital Mexicana (BDMx) tuvo solamente 8 mil 37 visitas a los documentos que puso en línea de cuatro instituciones: el Archivo General de la Nación, la Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Centro de Estudios de Historia de México Carso y Conaculta.
El crecimiento ha sido exponencial, en seis años los usuarios se han incrementado. En 2011 alcanzó 35 mil 136 visitas; en 2012, 44 mil 878; en 2013, 79 mil 951 y, en 2014, 107 mil 361. El año pasado cerró con 157 mil 335 consultas de personas, principalmente de México, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Dinamarca e Italia, que acudieron a la página http://bdmx.mx/ para consultar los más de 100 documentos históricos, entre planos, mapas, códices, manuscritos, impresos, libros, litografías y grabados, que exhibe con las más alta calidad y que son propiedad de 14 archivos y bibliotecas.
“Nunca seremos una biblioteca masiva en línea, porque no somos una institución que tenga un acervo. No existe un archivo de la Biblioteca Digital Mexicana, no tenemos nada, no somos un repositorio de documentos. Publicamos los documentos de otros, procuramos que sean documentos que no se encuentren fácilmente en otro lado y que al mismo tiempo sean muy valiosos, muy especiales, para dar un servicio verdadero al público, no publicar algo que ya está en todos lados”, afirma la doctora Andrea Martínez Baracs.
La historiadora, hija del gran bibliófilo José Luis Martínez, asegura que la apuesta de la Biblioteca es difundir el rico patrimonio mexicano, por lo que es fundamental hacer una selección muy puntual y una curaduría exigente para poner en línea documentos poco conocidos pero fundamentales, acompañados de buenos textos introductorios y explicativos.
“Nuestras introducciones son importantes. A veces puedes encontrar un libro en línea pero si no sabes lo que es, te quedas un poco en la oscuridad. Una presentación historiográfica seria ayuda a la gente a entender lo que está mirando, saber qué chiste tiene y a valorarlo. Que a estudiantes, alumnos, a la ama de casa curiosa, al señor desempleado y a la gente de aquí y de allá les interesen estos documentos tiene un gran valor y es un triunfo“, señala Martínez Baracs, directora fundadora de la Biblioteca Digital Mexicana.
La Biblioteca que desde diciembre del año pasado se independizó de Conaculta —hoy Secretaría de Cultura— y se convirtió en una asociación civil, es la institución digital que difunde el patrimonio documental mexicano más importante y sólo trabaja con tres personas, dos técnicos que suben y llevan la página web, y la presidenta, la historiadora y curadora Andrea Martínez Baracs, quien trabaja en el estudio de su casa y sólo con su computadora.
Arte curatorial. No tiene ni una oficina ni un acervo documental pero la BDMx colabora con la Biblioteca Digital Mundial (WDL, por sus siglas en inglés), con la cual realiza distintos proyectos, el más importante es la creación de una colección digital de códices mexicanos en México y el mundo.
La novedad de esta iniciativa es que es multiinstitucional, se trata de un proyecto sencillo pero puntual, enfocado exclusivamente a ofrecer al público documentos muy valiosos y poco conocidos, completos, con capacidad de ampliación y acompañados de introducciones útiles e historiográficamente serias.
“La razón de nuestra buena recepción es que es un proyecto sencillo pero que cumple. Cada 15 días, los días 1 y 15 de cada mes, tratamos de tener un documento nuevo. Aunque empezamos con algunos más conocidos, nos interesan los documentos poco conocidos pero muy importantes y muy ricos para la investigación, para su lectura y estudio. No es un valor ornamental o simbólico como un acta de nacimiento, por ejemplo, que es importante por el personaje; tratamos que sean mapas históricos o códices que subimos íntegros y con un buen zoom para poder verlos bien. Yo escribo la presentación de cada uno, en algunos casos con el apoyo y textos de las instituciones”, dice Martínez Baracs.
LA BDMx tiene en línea documentos de 14 instituciones como el Archivo Histórico del Estado de Tlaxcala, la Mapoteca Manuel Orozco y Berra de la Sagarpa, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la Biblioteca de México, Patrimonio Cultural del Tecnológico de Monterrey, la Universidad Iberoamericana y la Universidad de las Américas Puebla; pero también tiene colaboración muy importante con la Benson Latin American Collection, Biblioteca Russell y la Real Biblioteca de España.
“Estamos publicando documentos preciosos con la Mapoteca Manuel Orozco y Berra de la Sagarpa; tenemos un proyecto muy bonito también con Austin, con la Benson Latin American Collection. También hacemos reuniones para hacer conmemoraciones, ahorita vamos a hacer una sobre El Camino Real Tierra Adentro, entonces convocamos a todas nuestras instituciones a buscar documentos sobre el tema y los ponemosos en línea en distintas categorías: por periodos, por temas y por tipo de documentos”, afirma Andrea Martínez Baracs.
Así, en la Biblioteca Digital Mexicana hay manuscritos, fotografías y códices, impresos, grabados y litografías; hay documentos sobre la Revolución Francesa, la Revolución Mexicana, pictografía y lenguas indígenas, jesuitas, planos y mapas, el Pacífico, Veracruz, Palafox y Lampart, la Independencia y otros; por siglos, desde el XII, y de ahí del XV hasta el XXI.
Andrea Martínez Baracs relata que acaba de hacer una visita a la Colección Benson y escogió materiales maravillosos, algunas pictografías mesoamericanas muy bonitas e interesantes y algunos documentos sobre las rebeliones indígenas que ellos tienen sobre los Yaquis y Mayos, del siglo XVIII, que piensa publicar. No será difícil, pues el procedimiento es sencillo y con el pequeño equipo que trabaja.
Seleccionan los documentos, los solicita a la institución, ésta manda la digitalización en la mayor calidad posible, la historiadora escribe la introducción a cada documento y lo ponen en línea. Cuando un estudiante, académico o investigador quiere una descarga, ellos lo ponen en contacto con cada institución.
“Hemos tenido peticiones de Inglaterra, de Dinamarca, de Francia, de Italia, mucho de Estados Unidos, sobre todo investigadores, pero de México tenemos usuarios de todo tipo, de la provincia y de la capital. Hay muchos investigadores con un propósito académico. En general sí son gente ligada a la historia, pero también gente que quiere conocer más la historia de su pueblo, de su río. Siempre tratamos de responder todas las cartas y de ayudarlos a resolver lo que requieren”, dice la autora del libro Don Guillén de Lampart, hijo de sus hazañas.
Así trabaja la BDMx y sigue difundiendo el patrimonio documental de México y sumando consultas, como las más de 149 mil vistas que ha tenido el Plan de Ayala o las 102 mil del Borrador de la Constitución de 1824.