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“Había dos agujeros negros que estaban bailando enamorados, uno al lado del otro, y en un momento dado se besaron, se fundieron y en este momento impresionante generaron una cantidad de energía, una potencia nunca vista como la del origen del Universo”, esas fueron las palabras que usaron los científicos para describir uno de los mayores descubrimientos de la ciencia: la existencia de las ondas gravitacionales.

Las ondas gravitacionales, ondulaciones producidas en el espacio-tiempo por acontecimientos violentos como la explosión de una supernova, que Albert Einstein predijo hace un siglo en su teoría de la relatividad general, se detectaron por primera vez de manera directa.

El hallazgo, que se ha considerado digno del Premio Nobel, fue anunciado ayer por científicos del Observatorio estadounidense de interferometría láser (LIGO, por sus siglas en inglés).

“Señoras y señores, hemos detectado las ondas gravitacionales. Lo hemos conseguido”, anunció el director del laboratorio LIGO, David Reitze.

El hito que consiguió el observatorio es doble, ya que se trata de la primera detección directa de ondas gravitacionales y de la primera observación de la fusión de un sistema binario de agujeros negros.

Los científicos concluyeron que las ondas detectadas el pasado 14 de septiembre se produjeron durante la fracción final de un segundo de la fusión de dos agujeros negros en uno más masivo. Esa colisión había sido predicha pero nunca observada.

El choque ocurrió a una distancia de más de mil millones de años luz, de manera que en LIGO han observado un evento que ocurrió en un tiempo y una galaxia muy lejanos.

“Hemos tardado meses en ver que realmente eran las ondas gravitacionales. Pero lo que es verdaderamente emocionante es lo que viene después, abrimos una nueva ventana al universo”, anunció Reitze.

Albert Einstein descubrió en su teoría de la relatividad general que los objetos que se mueven en el universo producen ondulaciones en el espacio-tiempo y que éstas se propagan por el espacio; así se predijo, pero demostrar su existencia era el último reto pendiente de la relatividad.

Este hallazgo abre una nueva puerta en la astronomía, ya que hasta ahora había dependido de diferentes formas de luz para observar el universo.

Las ondas gravitacionales transportan información acerca del movimiento de los objetos en el espacio, y se espera que permitan observar la historia del cosmos hasta instantes remotos y mirar al universo sin depender de la luz.

Ante la noticia, el científico Stephen Hawking afirmó que el descubrimiento abre la puerta a “una nueva forma de mirar el universo” e incluso podría revolucionar la astronomía.

Con el hallazgo, “además de probar la teoría de la relatividad general, podemos esperar ver agujeros negros a lo largo de la historia del universo. Podríamos incluso ver los vestigios del universo primordial, durante el Big Bang”, señaló el científico.

Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) se mostró “emocionada” de empezar en marzo su misión para probar tecnologías que puedan extender su estudio al espacio.

“Es una noticia fantástica”, dijo Paul McNamara, del proyecto Lisa Pathfinder de la ESA. “Con Lisa Pathfinder probaremos la tecnología de base para observar ondas gravitacionales desde el espacio y es incluso más alentador saber que esas misteriosas fluctuaciones han sido ahora detectadas de manera directa”, agregó.

La portavoz del proyecto LIGO, la argentina Gabriela González, señaló que la detección de las ondas es un descubrimiento que “saldrá en los libros” como la respuesta al último interrogante de la teoría de la relatividad de Albert Einstein.

Con Información de agencias

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