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Con las modificaciones al Plan de Desarrollo Urbano en los terrenos cercanos al complejo hidráulico del Acueducto del Padre Tembleque para activar el turismo, esta obra emblemática de infraestructura civil del siglo XVI podría estar en peligro porque se alterará su paisaje original, elemento que fue clave para su designación como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, advirtió Graciela Mota Botello, nueva presidenta del Consejo Directivo de ICOMOS México.

En entrevista, a propósito de su nombramiento frente a este organismo que funge como consejo consultivo de la UNESCO, Mota Bello, quien es psicológa de profesión pero se ha especializado en temas de patrimonio cultural, resaltó la importancia de preservar el paisaje del acueducto y de que las autoridades locales entiendan que la protección de un sitio como este se extiende más allá de los límites determinados como zona de monumentos. Los planes de manejo, explicó, no sólo deben contemplar las áreas que por ley se tienen que preservar.

“Lo que tenemos aquí es la visión del turismo especulativo, masivo, que es lo que sucede con los llamados Pueblos Mágicos, que tienen muchas ventajas, pero no en términos de conservación, lo que hacen es más o menos arreglar las casas y pintarlas. Las nominaciones de Patrimonio Mundial no deberían ser al estilo de los restaurantes o de los hoteles de los Pueblos Mágicos. En eso hay mucha confusión y eso es lo que está terminando con nuestro patrimonio”, indicó.

El problema en el caso del acueducto, consideró, es que ahora que cuenta con declaratoria de la UNESCO se está tratando de explotarlo de manera turística, sin que se cuente con un plan de manejo para ello. “El asunto es que al no tener esto perfectamente previsto antes de la nominación, ahora se dejan venir los turistas y las agencias de viajes, pero no hay baños, no hay lugar donde estacionarse, no hay sistemas de recorrido, los carros se están estacionando hasta debajo de lo arcos. Lo que esto provocará será que después de 500 años de que se ha preservado un sistema hidráulico increíble y que es muestra de las grandes obras de la humanidad, en unos cinco años quizá ya lo habremos destruido”, alertó.

“No podemos hacer del acueducto un lugar para venta de comida o puestos comerciales”, añadió.

Mota Bello, quien sustituye en el cargo a la arquitecta Olga Orive, comentó que el caso del acueducto que se ubica en el límite del Estado de México e Hidalgo es un ejemplo de la especulación que existe sobre las declaratorias de patrimonio, que se ven más como una herramienta para atraer el turismo: “Ahora todo mundo quiere tener nominaciones, pero están confundiendo el nombramiento de la UNESCO con el ser Pueblo Mágico. Si no logramos generar una idea diferente de lo que es el patrimonio cultural, lo vamos a destruir”.

Para la nueva directora de ICOMOS, la preservación del acueducto es uno de los principales temas que está en su plan de trabajo, así como consolidar las actividades de los comités estatales para trabajar en la protección del patrimonio. Comentó que otros de sus planes es incrementar el padrón de miembros de este Consejo, sobre todo de jóvenes; incrementar la presencia de los miembros mexicanos en los comités científicos internacionales de ICOMOS, así como publicar y divulgar periódicamente sus diagnósticos locales y nacionales, y sus propuestas de intervención.

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