El Comité de Patrimonio Mundial, la instancia ejecutiva de la Convención de Patrimonio Mundial de la UNESCO, llevó a cabo su 39 reunión en Bonn, Alemania, del 28 de junio al 8 de julio. En México tuvimos noticia inmediata de la inscripción del Acueducto del Padre Tembleque, ubicado en los límites de Hidalgo y el estado de México como un sitio más que se ha hecho merecedor de ser incluido en la lista de Patrimonio Mundial. La designación dio lugar a declaraciones de todo tipo en nuestro país. Por una parte, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes difundió una completa información sobre las intervenciones que se han efectuado en el monumento, su importancia histórica y arquitectónica y algunos elementos sobre cómo se ha gestionado hasta hoy.

En el Acueducto del Padre Tembleque destacan los trabajos de investigación y mantenimiento realizados con anterioridad al otorgamiento de esta distinción: 28.2 millones de pesos invertidos por el gobierno federal y 10.5 otorgados por el Ambassador's Fund for Cultural Preservation del Departamento de Estado de EU. También destaca la intervención coordinada de varias instancias de gobiernos federal, estatales y municipales: la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, los gobiernos de los estados de México y de Hidalgo, la Universidad Autónoma del Estado de México y los municipios mexiquenses de Nopaltepec, Otumba y Axapusco, y los hidalguenses de Tepeapulco y Zempoala. Llama también la atención la participación de la sociedad civil, como la del Patronato Acueducto Tembleque A.C.

De acuerdo con Raúl Delgado, director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Conaculta, las necesidades presupuestales para la atención del monumento son relevantes: “De los 68 arcos que conforman este acueducto, que van de uno a 40 metros, sólo hemos atendido dos, los más urgentes, así que nos falta mucho trabajo”. Y es que señala que, en el amplio panorama de investigación que supone esta pieza patrimonial, el estudio de los más de 80 glifos que los artesanos indígenas imprimieron en las piedras del acueducto y las condiciones geológicas que afectan la estabilidad de esta línea de arcos de más de 40 kilómetros, ha sido relevante.

Sin embargo, a lo largo de los 10 días que duró la reunión se tomaron muchos más acuerdos de menor impacto mediático pero no menos importantes. La 39 Reunión del Comité fue mucho más que la inclusión de 24 nuevos bienes a la lista de Patrimonio Mundial. El Comité es un organismo que se intenta regir por criterios técnicos —es imposible descartar que en estas designaciones haya criterios y negociaciones políticas como en cualquier otro campo—, por lo que debemos considerar algunos elementos. Casi la mitad de las nuevas designaciones (10) corresponden a Europa. Las otras 14 fueron para América (4) Asia-Pacífico (5) y Medio Oriente (5) donde incluyó Jordania, Israel, Arabia Saudita e Irán. No hay, como se puede apreciar, ningún nuevo sitio patrimonio mundial del continente africano.

Esta desigualdad ha sido denunciada en repetidas ocasiones con anterioridad y, a pesar de los intentos por reducirla, los hechos muestran que no ha habido el éxito buscado. Hay que ver cómo se ha trabajado la lista de Patrimonio Inmaterial creada, en parte, para atender este desequilibrio.
La reunión mencionada también trabajó los casos de Patrimonio Cultural en peligro, donde colocó tres sitios y quitó de esa lista el Parque Nacional de Los Katios de Colombia, que había sido incluido en 2009.

Una de las discusiones más trascendentes de la 39º Reunión del Comité de Patrimonio Mundial fue sobre el patrimonio intencionalmente destruido. La reunión emitió al respecto un amplio documento ahora conocido como Declaración de Bonn. La Directora General de la UNESCO, Irinia Bokova, expresó en el marco de esta reunión que “la amenaza es global y nuestra respuesta debe ser global. Requiere mejor coordinación entre los servicios nacionales, el intercambio de información entre los Estados. Nada puede reemplazar, en este ámbito, la acción de los gobiernos. Propuso para ello involucrar a todos los actores para enfrentar los retos del extremismo violento.

La UNESCO y el Comité de Patrimonio Mundial han lanzado una campaña para evitar la destrucción intencional de patrimonio de la humanidad en Irak y en el resto del mundo. Los casos de preocupación son muchos y por ello la Declaración de Bonn condena los ataques bárbaros, violencia y crímenes cometidos en los últimos tiempos por el llamado Estado islámico de Irak y el Levante (ISIL por sus siglas en inglés), también conocido como Daesh, contra el patrimonio cultural, incluyendo el sitio de patrimonio mundial en Hatra, que recuerda a destrucciones sin sentido en Bamiyan, Timbuktu y en otros lugares.

El Comité también expresó su profunda preocupación por otros sitios como Palmira (Siria) o la vieja ciudad de Sana'a (Yemen). La declaración recomienda que la protección del patrimonio se incluya en el mandato de las misiones de paz cuando proceda. También se pide a la UNESCO que eleve su liderazgo internacional en la coordinación de la respuesta a la protección del patrimonio en caso de conflicto armado o desastre natural.

La Declaración de Bonn es sumamente amplia y al igual condena el uso con fines militares o como escudos ante ataques enemigos de los sitios patrimoniales y promueve la ratificación de los mecanismos internacionales para la protección del patrimonio en caso de conflictos armados.

Para nuestro país que mira tan lejanos los conflictos de Medio Oriente y África, esta declaración sirve para ratificar la idea de un compromiso mundial en favor del patrimonio y para reconocer, dados nuestros propios conflictos internos, que el mayor patrimonio que estamos obligados a legar a las futuras generaciones es la convivencia respetuosa entre nosotros.

Con la inscripción del Acueducto del Padre Tembleque en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, México se consolida como el primer país de América Latina, y el sexto a nivel mundial, con el mayor número de bienes y sitios a los que se ha reconocido su Valor Universal Excepcional. Esto, desde luego, puede ser un motivo de orgullo pero más allá de su número o del reconocimiento internacional lo relevante es ser capaces como sociedad de hacer del patrimonio un recurso para interpretar nuestro pasado y proyectar nuestro futuro.

*Eduardo Nivón es especialista en políticas culturales

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