Pierre Hantaï

(París, 1964), uno de los más famosos intérpretes de Bach, asegura que la entrada en el mundo de la música clásica de la mercadotecnia, "con sus inmundos zapatos sucios", ha abierto un panorama "aterrador" en el que los grandes compositores están al servicio de los músicos.

Hantaï hizo esa afirmación a Efe con motivo de su participación en el XXVI Festival Internacional del Camino de Santiago en Jaca (noreste), con un programa en solitario que incluye obras para clave de Bach y Haendel.

El músico es crítico con la imposición al público de criterios comerciales para conseguir vender intérpretes, discos o conciertos "como cepillos de dientes o el último perfume de lujo en Navidad".

A su juicio, esta situación dominante en el mercado de la llamada "música seria" se sirve de la falta de preparación de una gran parte del público y de los medios de comunicación, y cuenta con el apoyo de radios especializadas que se han convertido en "máquinas de promoción comercial" en lugar de canales para instruir.

Señala que los códigos actuales exigen que los músicos que llegan a hacer una gran carrera deben de tener un buen físico y someterse a las indicaciones de "preparadores siniestros" que les indican "cómo comportarse, cómo vestirse, lo que deben decir y lo que tienen que tocar".

Para ejemplificar su afirmación, Hantaï subraya que algunas de las pianistas de las que más se habla en la actualidad "rivalizan cada vez más por mostrar un poco más de sus cuerpos", lo que les hace competir, enfatiza, "en el mismo terreno que las estrellas del porno".

Una situación, que ha alcanzado a grandes conservatorios como el de París, donde, confiesa con vergüenza, se exige a los estudiantes asistir a sesiones donde se les enseña "cómo venderse".

En esta situación, la música, la calidad de las interpretaciones o el respeto a los autores no cuenta, sólo la "apariencia" y en "no parecerse a un músico clásico, esta categoría aburrida que se ocupa de cosas demasiado serias", ironiza.

"Hace falta a toda costa -continúa- romper los códigos para acercarse más a la música pop o al jazz, y entonces las puertas se abren".

El intérprete francés advierte de que los músicos, para sobrevivir en este mundo, mezclan los géneros y no sólo "añaden un poco de percusión en Scarlatti" sino que pronto "deberán hacer lo mismo con Chopin".

Estos músicos dirigidos por criterios comerciales, destaca, hacen videoclips siguiendo modelos del rap, "llenos de imágenes seductoras dirigidas a desviar la atención de una música demasiado pobre para contentar".

Considera, además, que en el denominado mundo de la "música antigua", un término que asegura no tener significado para él, se da "demasiada importancia" a los elementos dirigidos a satisfacer al público, favoreciendo así una confusión entre los conjuntos barrocos y los de folk.

Por esta razón, afirma, muchos de estos conciertos "suenan como música folk", mientras que hay grupos que busca similitudes entre el flamenco y el renacimiento, otros que las ven entre Monteverdi y la Bossa Nova y algunos que descubren influencias chinas en el barroco francés.

Hantaï añade que la constatación de que los músicos del pasado "debían mucho" al arte de la improvisación ha favorecido que algunos intérpretes presenten a Bach, "la forma más lograda del desarrollo musical", bajo la forma de interpretaciones de jazz, algo, destaca molesto, que "se vende bien".

"El interés por las obras musicales del pasado es el mismo que el que se tiene por las pinturas del Renacimiento, el teatro de Shakespeare o las filosofías griega o china, pensamientos esenciales para la humanidad, obras que nos fascinan y nos elevan y que deben continuar siendo transmitidas", enfatiza.

sc

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