Dicen que México es tierra de tenores, pero eso es un mito, aquí lo que más abundan son sopranos y barítonos, aseguró el bajo barítono Alejandro Armenta, quien mañana ofrecerá un recital en el Templo de la Compañía como parte de las actividades del .

“Los tenores los seguimos contando con las manos, nos parece que es tierra de tenores porque nos encanta cantar y porque si vas a la plaza y escuchas al mariachi, la banda o la trova, los cantantes normalmente son tenores”, expresó el intérprete.

Sin embargo, aclaró que en el terreno clásico no hay tantos tenores profesionales como uno creería, hay más voces graves masculinas, más sopranos con potencial y capacidad de una carrera internacional.

“Ya afuera la tesitura de barítono es más común, es la tesitura natural del hombre, por lo cual barítonos hay muchos y muy buenos, afortunadamente en mi rango de bajo barítono no hay tantos, la competencia no es tan grande, en cuanto a mi repertorio”, indicó el intérprete en conferencia de prensa.

Respecto al programa que ofrecerá este jueves, el barítono mexicano adelantó que se trata de un programa de canción de concierto, dividido en dos partes.

La primera parte, agregó el cantante lírico, será alemana como homenaje al , en la cual tiene dos obras principales, el ciclo de canciones de Robert Schumann y después vendrá Johannes Brahms con su ciclo de cuatro canciones serias.

Destacó que la primera parte es muy especial, sobre todo por el ciclo de Schumann que nunca se ha cantado en México en el formato en que lo van a presentar el día de mañana, que estará acompañado por el pianista Rogelio Rojas-Nolasco.

Luego de una corta pausa interpretará la obra de Johannes Brahms que escribió cuando se entera que su gran amiga Clara Schumann sufre una embolia y está muriendo, por lo que es un homenaje de Brahms a su amiga, esposa de Schumann; curiosamente es la última del compositor porque fallece después de escribirlas.

La segunda parte está dedicada a y su gran obra de El Quijote con un ciclo de tres temas de Maurice Ravel y de Jacques Ibert con cuatro piezas. Éstas últimas formaron parte de la cinta Don Quijote, de Georg W. Pabst, en 1933.

nrv

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