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Guanajuato.—En su obra Los espejos del Quijote, Alberto Herreros imagina un encuentro único entre dos de los autores literarios más célebres en el mundo. Un William Shakespeare en decadencia abandona Inglaterra para comenzar una búsqueda de historias que le sirvan como inspiración, en España conoce a una señorita llamada Dorotea, ambos se meten en problemas y terminan en una cárcel de Sevilla. En otra celda de la misma prisión está también Miguel de Cervantes, a quien el Rey ha mandado encarcelar por tomar el dinero de los impuestos.

Basada en un episodio verídico de la biografía del Manco de Lepanto así como en investigaciones que se han centrado en el origen de la historia de Don Quijote, la propuesta escénica, que se presenta hoy y mañana en el Festival Internacional Cervantino, busca desmitificar la figura del escritor español, derribar los mitos que se construyeron alrededor de ese personaje y que se mantienen hasta hoy debido a la falta de interés que existe, desde el discurso oficial o de la academia, para difundir otros aspectos de la vida del autor, así lo consideró Herreros.

Añadió que esto se ha visto reflejado en las actividades conmemorativas que se realizan en España por los 400 años de la muerte del autor. “El trato que se le da a Cervantes queda muy debajo del que Inglaterra le da a Shakespeare”.

Las actividades en Reino Unido en torno a Shakespeare “son monumentales, masivas, profundas”, en España son “esqueléticas” y eso es sólo un síntoma del nivel de investigación al que ha llegado Inglaterra respecto a Shakespeare y su obra y a lo que España ha llegado con Cervantes, señaló el autor y director de Los espejos del Quijote.

Por eso, esta pieza busca mostrar un Cervantes bastante distinto del que ha pasado a la historia.

“Hemos recibido un personaje idealizado, al que la historia de España ha convertido en casi un santo con sus discursos maravillosos de justicia y libertad, pero el personaje esconde una dualidad, tiene discursos sobre la justicia, pero también tiene una conducta injusta porque va apaleando monjes y señoras”, expresó.

El director consideró que a Cervantes hay que empezar a visualizarlo como “un pícaro, un buscón”, como un tipo con neurosis de guerra; una especie de Rambo de sus tiempos, a quien no dejan salir de la península y que empieza a sentirse abandonado por su patria, malviviendo y sobreviviendo con lo que fuera.

Éste es el principal planteamiento de la obra que la compañía española Pánico Escénico trae a la “Fiesta del espíritu”, que en esta edición conmemora los 400 años de la muerte de Cervantes. El montaje es descrito por su autor como un “thriller carcelario”, con tintes de vodevil y comedia.

Los espejos del Quijote se ha presentado con éxito en diversas ciudades de España y Estados Unidos. Hoy y mañana se presenta en el Teatro Cervantes, a las 18 horas y, del 21 al 23 de octubre, se presentará en el Teatro Julio Castillo de la Ciudad de México.

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