El director argentino-israelí , el británico y el húngaro Ivan Fischer juntaron hoy sus batutas en un concierto solidario, desde la Filarmónica de Berlín, a modo de bienvenida a los refugiados acogidos por Alemania.

Los tres maestros se pusieron al frente de sus respectivas orquestas -la Staatskapelle de Barenboim, la Filarmónica de Rattle y la del Konzerthaus de Fischer-, ante un auditorio insólito y compuesto fundamentalmente por los propios refugiados y sus familias, traductores y voluntarios.

Barenboim abrió la gala, auspiciada por la canciller alemana, Angela Merkel, con un saludo a los presentes, en árabe, para interpretar a continuación el Concierto para piano y orquesta número 20 de Wolfgang Amadeus Mozart, en su doble función de director y pianista

"La música no es solo algo para el disfrute, como se dice en inglés de entretenimiento, sino que tiene una función espiritual y quiero que todos los refugiados que acudan al concierto abran no sólo sus oídos, sino también su alma", dijo el músico, en un mensaje difundido por los múltiples monitores instalados en la Filarmónica.

A Barenboim, que fue aclamado por el público, siguió Fischer con la orquesta de la Konzerthaus, que interpretó la Sinfonía número 1 de Serguei Prokofiev, y para acabar con la número uno de Ludwig van Beethoven, con el siempre vigoroso Rattle al frente de la Filarmónica.

El concierto, que se podía asimismo seguir en internet, se cerró con una clamorosa ovación, con los tres maestros sobre el escenario, y el auditorio puesto en pie.

La organización había repartido un total de 2 mil 200 entradas gratuitas entre refugiados y los equipos de voluntarios que cooperan con organizaciones de acogida e instituciones públicas para su integración en Alemania.

"Estoy aquí con mi madre y mi hermana", explicaba una muchacha siria, en un alemán algo precario aún, aprendido en el año que lleva en el país y feliz por la posibilidad de seguir en directo el concierto que el día anterior había estado buscando en internet.

"Toco el piano y me encanta la música. Como refugiado pido a las autoridades de Berlín más música. La música es el sonido de la naturaleza", afirmó otro joven, afgano, abrazado a su "mamá berlinesa", como denominaba a su acompañante, encantada bajo el abrazo de su "refugiado preferido".

Otro afgano, con su esposa y una niña en brazos, expresaba simplemente, a través de su intérprete, la extraña y agradable sensación que representa para él estar en un país "donde no hay guerra".

El concierto en la Filarmónica se enmarca en los mensajes solidarios lanzados desde el ámbito cultural a los refugiados.

En 2015, Alemania recibió 1.1 millones de peticionarios de asilo, un desafío logístico y político para el país, que ha disparado las cifras de ataques xenófobos y generado fuertes presiones sobre Merkel, a la que desde sus propias filas se ha apremiado para que frene la llegada de estos contingentes.

Los gestos solidarios se han multiplicado en los últimos meses, tanto desde la ciudadanía y las decenas de miles de voluntarios comprometidos con su acogida como desde el ámbito cultural y deportivo, especialmente desde la Bundesliga de fútbol.

La pasada edición de la Berlinale incluyó asimismo acciones a favor de los refugiados, entre los que se repartieron miles de entradas gratuitas.

El Oso de Oro del festival de cine fue para la película "Fuocoammare", del italiano Gianfranco Rosi, centrada en el drama diario de los refugiados que llegan a la isla italiana de Lampedusa, a modo de reflejo del tema preferente de la actualidad, alemana y europea.

rqm

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