El violinista Humberto López presentó la noche de este jueves en el Centro Nacional de las Artes, su libro "Diario neoyorkino. Crónicas musicales", en el que aborda su experiencia en Nueva York mientras realizaba una estancia estudiantil a principios del siglo XXI, un viaje de descubrimiento que lo enfrentó a la soledad, el drama, el desamor, la tragedia y la felicidad de lo cotidiano.


"Quienes conocen a Humberto dirán que no es noticia que él, sus cuitas y hazañas resulten entretenidas. Cuando se lo propone, Humberto es el alma de la fiesta. Pero en estas páginas, el mérito va más allá del hombre de carne y hueso. Además de vivir con intensidad, de aventurarse, errar, acertar y encantar, Humberto ha compuesto un espléndido diario", explicó el escritor Ignacio Ortiz Monasterio.


Y añadió: "Humberto se ha escrito bien a sí mismo. Como esos musicólogos que se dan a la tarea de trasladar al papel las canciones que escuchan –piezas que antes ocupaban solamente la dimensión viva de los sonidos–, para que otros puedan interpretarlas y conocerlas, él ha sabido ponerse por escrito".


Por su parte, el músico indicó: "Los intérpretes solemos ser el tipo de artista que tiene más coartada su creatividad, pero al mismo tiempo tenemos que estar pendientes de no perder el toque creativo porque todos los artistas tenemos mucho qué decir, tenemos sueños e ideales. El músico clásico, por lo general, trata de buscar un lugarcito dónde tocar y corre el riesgo de quedarse ahí, perpetuado. Yo trato de que eso no me ocurra porque sería como ponerme en el camino de la tristeza y la frustración".


López, quien también se desempeña como director de orquesta y fotógrafo, y dirige la Camerata Metropolitana, añadió que ha buscado la trascendencia. "Cuando llegué a Nueva York me dijeron que viviría el primer semestre como una luna de miel, pero a los 12 días pasó el 11 de septiembre; así que todos los correos que mandaba cotidianamente a mi familia, a mis amigos y a mis maestros, se fueron convirtiendo en narraciones catárticas para mí, yo quería contar lo que me estaba pasando", explica.


El músico estuvo acompañado de Julio Hubard, escritor y filósofo; Karenina Saro, coordinadora editorial de Endira, Pablo Gav, productor y director en Naff Audio, y tuvo la participación especial Abd El Sabag, en el piano.

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