"No todos los 'hooligans' están en paro o son alcohólicos", asegura el escritor alemán Philipp Winkler, autor de una novela sobre estos hinchas violentos en la que ha querido alejarse de los clichés sobre su procedencia y el origen de una violencia que, opina, aunque no sea mayor que antes, es peor.

Hooligan (Alianza de Novelas), que fue considerado el mejor debut literario de 2016 en Alemania y fue finalista del Premio Alemán del Libro 2016, es una obra en la que Winkler (Hannover, 1986) aborda el fanatismo y la violencia en el futbol y habla de la necesidad de aceptación y pertenencia a un grupo.

Aunque Winkler no ha pertenecido a ninguno de estos grupos, tiene amigos que lo son o han sido, asegura en una entrevista con Efe, en la que explica cómo ha querido reflejar en su novela los diferentes tipos de personas que se convierten en hinchas violentos y los distintos motivos que llevan a las personas a formar parte de este fenómeno global.

El escritor reconoce que su novela puede ser vista como un testimonio de la época actual frente a hechos como el ocurrido ayer en Madrid, donde 25 personas, entre ellas 5 policías, resultaron heridas en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón, antes del comienzo del partido de semifinales de la Champions League entre el Atlético y el Real Madrid.

Pero quería que su obra fuera más allá, hablar de la historia de cada uno de sus protagonistas y de sus motivos personales.

Winkler, aficionado al futbol desde niño, dice que como en toda escritura literaria, hay rasgos autobiográficos en esta novela como los lugares en los que transcurre y el lenguaje que hablan sus protagonistas.

Hooligan es la historia de Heiko Kolbe y quienes considera sus hermanos de sangre, hinchas de futbol de la ciudad de Hannover. Con una madre ausente y un padre alcohólico, el joven dejó el instituto y trabaja en el gimnasio de su tío, líder de una banda que se encarga de organizar peleas con grupos de hinchas violentos de otras ciudades vecinas.

Un grupo del que también forman parte, explica Winkler, otro joven que se ha hecho "hooligan" porque sus amigos lo son, mientras que otro participa porque necesita pertenecer a algo y hay también un empleado de banca que quiere escapar del ambiente asfixiante de su trabajo.

Aunque no ha querido "psicologizar en exceso", el autor explica que a muchos de estos violentos "no les falta de nada ni subjetivamente ni objetivamente. Simplemente, les gusta su forma de ser".

Aunque cada país y ciudad desarrollan el fenómeno de la violencia en el deporte de una forma, señala que en Alemania los clubes se han distanciado de él y los enfrentamientos no se desarrollan en los estadios sino que, como en su novela, ocurren fuera de ellos.

"Es un mundo cerrado sobre sí mismo. Ni siquiera van a los estadios de futbol sino que ven los partidos en televisión", indica el escritor, que no ha querido incidir mucho en su novela sobre el racismo y las tendencias políticas de estos grupos para que estos temas no se "apoderaran" de las historias personales de sus personajes, aunque explica que tenía que tratarlo porque "es inevitable".

Sobre si la violencia en el futbol va a peor en la actualidad, el escritor indica que aunque no se puede generalizar ya que hay diferentes situaciones en cada país, cree que aunque no haya más violencia, la que hay es peor.

Así, por ejemplo, explica que en Rusia se ha "profesionalizado" este fenómeno de tal forma que los hinchas violentos son una especie de "ascetas" que acumulan fuerzas para su labor y llegan a renunciar a su trabajo para dedicarse en exclusiva a ser "hooligans".

nrv

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